Buscar este blog

Protectora de los huérfanos

La bendita Orbona. Sin duda una deidad poco conocida, por no decir completamente desconocida para la mayoría del mundo moderno, pero de sumo interés e importancia para los antiguos romanos. Su nombre ya nos sirve como antesala para conocer su naturaleza; analicemos su raíz a través de varias palabras:
  • Orbatio: privación.
  • Orbator: el que priva a alguien de sus hijos.
  • Orbo: privar a alguien de sus hijos.
  • Orbus/a: huérfano, huérfana (en inglés orphan).

Ilustración moderna que recrea el aspecto de la diosa Orbona. En ella resultan de interés algunos elementos característicos que la definen, como la abundante flora que la rodea, en clara alusión a su capacidad de proveer de fertilidad a los padres. En contrapunto, sujeta sobre su brazo derecho el esqueleto de un infante, inequívoca alusión a la presencia de Orbona en los momentos más trágicos de muerte de los niños y niñas (imagen de https://www.facebook.com/100560158386049/photos/a.100563118385753/159923595783038/?type=3&paipv=0&eav=AfZfx78sOs_CBaLjjVVLX9PxLUo6Shasyxcc5NxtPB6dQ0Nv0gZpRl5BJnqzrLFWxo0&_rdr)

No es difícil, por tanto, comprender que en torno a la raíz de la palabra, y dada la elevadísima mortalidad infantil que se sufría en la Antigüedad, surgiese entre los romanos la necesidad religiosa de buscar una explicación divina para la pérdida de tantos infantes, y en base a ello invocar, al imperio de la palabra, la protección de una deidad de los huérfanos y de los privados de su descendencia.

En el cosmos religioso romano, Orbona era la diosa que otorgaba nuevos hijos a los padres que ya habían perdido a uno o varios previamente (Plin. Nat., II, 16; Arn. Ad. Nat., IV, 7, 4), pero también velaba por los huérfanos, aunque en un amplio sentido se la podía considerar como una guardiana tutelar de la infancia y los huérfanos. Más negativa es la interpretación del cristiano Tertuliano (Ad. Nat., 2, 15), asumiendo que en realidad Orbona mataba a los niños, arrebatándoselos a sus padres; como es lógico, su opinión reside en el interés de la nueva fe por demonizar y condenar el paganismo.

Puesto que los padres rogaban a Orbona para que les concediese nueva descendencia, resulta obvio asumir que también se la consideraba una deidad de la fertilidad. En este sentido, permita el lector una reflexión personal: podría resultar irónico que los padres y madres romanos, en un contexto de muerte y tristeza en el hogar por la muerte de un hijo querido, rogasen a Orbona que les bendijese cuanto antes con una nueva criatura; debe tenerse en cuenta, de nuevo, el escaso número de niños y niñas que conseguían llegar a la vida adulta, y por tanto, se debe asumir que la muerte tenía una mayor presencia en aquellas familias en comparación con el mundo actual. Por tanto, las sociedades antiguas tenían plenamente normalizada la presencia de la muerte, por muy doloroso que resultase perder a un ser querido; es más, si a este razonamiento añadimos la enorme trascendencia económica de los ciclos agrícolas para la supervivencia, puede incluso entenderse la muerte de un niño como la oportunidad de tener uno nuevo, así como de la destrucción de un incendio o volcán se obtiene en el futuro un terreno más fértil.

Según se nos cuenta, era costumbre, entre los padres romanos que acabasen de perder a un hijo/a (o que estuviesen a punto de perderlo por una enfermedad o herida grave) peregrinar hasta el fanum (lugar consagrado) de Orbona para ofrecerle sacrificios (Cic. ND, 3, 63); dicho lugar podría haberse situado cerca del templo de los Lares en la Vía Sacra de la ciudad. Una vez allí, no solicitaban a la diosa que velase por los infantes difuntos, sino que rogaban protección para los descendientes que aún vivían o los que estuviesen por llegar en el futuro. 

 

Otra ilustración moderna de Orbona, en esta ocasión más sueva y hasta cercana a la imaginería cristiana, donde se remarca el carácter protector que tenía para la infancia (imagen de https://www.facebook.com/1488487021427257/photos/a.1488500574759235/2811788585763754/?locale=it_IT)

Esta protección de Orbona quedaba garantizada como un contrato, en tanto que solo se podían acoger a ella los padres y madres que hubiesen perdido a un hijo o hija. Aunque se trate de una ficción histórica, resulta sumamente interesante el enfoque que se da a la presencia de Orbona dentro de la esfera privada romana en la segunda temporada de la famosa serie de HBO "Roma" (2007). Durante la primera temporada, descubrimos que Níobe, en ausencia de Lucio Voreno (al que cree muerto después de tantos años de guerra en la Galia), ha mantenido relaciones amorosas con Evandro, esposo de su hermana Lyde; fruto de esa relación es un bebé llamado Lucio, al que hacen pasar como hijo de Vorena Maior al descubrir que Voreno sigue vivo y de vuelta en Roma.

El engaño, por avatares del destino, se termina descubriendo, a pesar de los esfuerzos de Tito Pullo y el joven Octavio por enterrar la verdad tras torturar y ejecutar a Evandro en las profundidades de la Cloaca Máxima. Justo cuando un furioso Voreno está a punto de asesinar a Níobe, ella elige voluntariamente el suicidio arrojándose desde la segunda planta de su hogar. En ese momento el pequeño Lucio ha quedado huérfano de ambos progenitores, y el hogar de Voreno es saqueado cuando el líder del collegium del Aventino, Erasto Fulmen, decide esclavizar y vender a las hijas de Níobe y a Lucio como venganza personal contra el veterano.

Es justo en esas circunstancias cuando se manifiesta la presencia de Orbona en la serie. Lyde, hermana de la difunta Níobe, y a la que había maldecido por mantener una relación amorosa con su esposo Evandro, se reconcilia con su hermana jurando proteger a su descendencia, y para consolidar esa promesa, hace el voto sagrado de ingresar en el sacerdocio de Orbona, lo que el espectador descubre por la vestimenta blanca que viste durante el resto de la temporada. Así, Lyde se erige casi como una reencarnación de la diosa, intentando velar en lo posible por la seguridad de sus sobrinas y del pequeño frente Lucio Voreno, a quien consideran responsable de la muerte de Níobe.

 

Fotograma del capítulo sexto de la segunda temporada de "Roma". Se nos muestra en la escena, de izquierda a derecha del segundo plano, a Vorena Maior, Irene y Vorena Minor, mientras que en el primer plano tenemos a Lyde y al pequeño Lucio (imagen de https://m.media-amazon.com/images/M/MV5BMGUwZjc0NDMtNjBkYi00ZDgzLWJkMzctN2RhODg0ZDBhMDE2XkEyXkFqcGdeQXVyNDIzMzcwNjc@._V1_.jpg)
 

Fuentes:

Arnobio de Sicca: Adversus nationes.

Cicerón: Sobre la naturaleza de los dioses.

Oxford Latin Dictionary.

Plinio el Viejo: Historia Natural

W. H. Roscher. Lexikon der Griechischen un Römischen Mythologie.

Tertuliano: Libri duo ad nationes.

Bibliografía 

Abascal Palazón, J. M. (1991): La muerte en Roma. Fuentes, legislación y evidencia arqueológica, Córdoba, Arqueología de la muerte.

Eliade, M. (1999): Historia de las creencias y de las ideas religiosas, vol. 1, Barcelona, Paidós.

Justel Vicente, D. [ed.] (2012): Niños en la Antigüedad. Estudios sobre la infancia en el Mediterráneo antiguo, Zaragoza, Universidad de Zaragoza. 

Mañas Romero, I. y Sáiz López, J. N. (2020): "Pueri Nascentes. Rituals, Birth and Social Recognition in Ancient Rome", en Rebay-Salisbury, K. y Pany Kucera, D., The Stages of Childhood and their Recognition in Prehistoric Europe and Beyond, London, Archaeopress, 235-264.

Turcan, R. (2013): The Gods of Ancient Rome. Religion in  Everyday Life from Archaic to Imperial Times, London, Routledge.

Vázquez Hoys, A. Mª. (1989): "Aproximación a la magia, la brujería y la superstición en la antigüedad", Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Hª Antigua, UNED.

PRIMVS INTER PARES

In corpore sano

Artículo en proceso de redacción.    

POPVLARES