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Hallazgo afortunado

Clunia es sin duda un yacimiento arqueológico que ofrece toneladas de buena suerte. Para empezar, fue en esta capital conventual donde Galba recibió la noticia de que Nerón había muerto y que sus aspiraciones imperiales tenían el beneplácito del Senado; el mensaje llegó tras una semana de viaje desde Roma y justo cuando el viejo Galba estaba a punto de suicidarse en la creencia de que Nerón enviaba las órdenes de su ejecución. Sin duda el nuevo princeps pensó que le besaba la mismísima diosa Fortuna, y para conmemorar la ocasión dio un fuerte impulso evergético a la ciudad, que desde entonces pasó a llamarse Colonia Clunia Sulpicia[1](por Servio Sulpicio Galba, por si alguien no lo entendía). 😉

Muchos años después, durante las excavaciones del gigantesco teatro de Clunia (capacidad estimada de unos 10.000 espectadores)[2], realizadas en la campaña de 2007-2008 junto al frons scaenae, se produjo un hallazgo, valga la redundancia, muy afortunado: más de 200 fragmentos de mármol correspondientes a una escultura (de tamaño superior al natural) que decoraba uno de los dístilos de dicho frente escénico. 

 

Una muestra de los fragmentos hallados (imagen de https://patrimoniocultural.jcyl.es/web/jcyl/PatrimonioCultural/es/Plantilla100Detalle/1284393412574/Intervencion/1284489131895/Arte)

 

En el año 2009 el Centro de Conservación y Restauración  de Bienes Culturales de Castilla y León, bajo la dirección de Milagros Burón, asumió la colosal tarea de intentar recomponer la escultura, labor culminada en septiembre de 2015[3]. Entiéndase la tardanza como consecuencia de la necesidad de estudiar las características y naturaleza material de cada fragmento para asegurar su pertenencia a la escultura, de la que también se ha podido deducir su policromía[4], y que en un momento determinado sufrió una parcial calcinación por fuego. Cada pieza fue escaneada con láser para reproducir un modelo 3D que permitiese la reconstrucción volumétrica.

 

Una de las fases del ensamblado de la escultura (imagen de https://static.burgosconecta.es/files/2015/10/fortuna3.jpg)

 

Para el montaje, cada fragmento fue consolidado estructuralmente mediante tratamiento químico, para después someterse a limpieza con procedimientos mecánico y fotónico. A continuación, fueron ensamblados uno a uno sobre una estructura interna y autoportante que no implicó uso de adhesivos; en las zonas donde fue necesario, se realizó una reconstrucción volumétrica con materiales ligeros y reversibles.

 


¿Resultado del rompecabezas? Nada menos que una diosa Fortuna, vestida a la manera griega, con túnica ceñida bajo el pecho y parcialmente cubierta con un manto que sujeta con el brazo izquierdo, el mismo que también sostiene una cornucopia. Sin duda la obra refleja una inmensa calidad técnica en rasgos como el pelo o los paños mojados.

 

Montaje completo de Fortuna (imagen propia)

Hoy podéis disfrutar esta escultura en el Centro de Interpretación que se encuentra junto a la entrada del yacimiento arqueológico, donde también se ofrece una recreación del cromatismo de Fortuna.

 

Póster del Aula Arqueológica de Clunia donde se recrea el cromatismo de la estatua (imagen propia)

PD: Desde Salve, Qvirites queremos recalcar la buena fortuna que nos ofreció la diosa en nuestra visita a Clunia, pues, cuando paramos para descansar en el pueblo vecino, Coruña del Conde, el paseo de exploración nos reveló una enorme iglesia renacentista, cuyos cimientos eran románicos. Y mientras rodeábamos esos cimientos, encontramos algo más allá del Románico: ¡¡dos estelas funerarias de época romana!!, y utilizadas como material de construcción (clásico). Una breve, simple y posterior investigación confirmó nuestras sospechas, y es que ambas pertenecieron a Clunia, como otros muchos fragmentos hallados en Coruña del Conde que dan fe del carácter utilitario de los restos arqueológicos antes de su consideración como patrimonio.

 

Bibliografía:

Abásolo Álvarez, J. A. (1978): Las vías romanas de Clunia, Burgos, Diputación Provincial de Burgos.

Gutiérrez Behemerid, Mª A. (2002): La decoración arquitectónica en la Colonia Clunia Sulpicia, Valladolid, Universidad de Valladolid.

Iglesia, M. A. de la y Tuset, F. (2012): Colonia Clvnia Svlpicia. Ciudad romana, Burgos, Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Burgos.

Loperráez, J. (1788): Descripción Histórica del Obispado de Osma, 2, Madrid.

Palol, P. de (1969): Clunia. Guía de las excavaciones y de la ciudad romana, Burgos, Diputación Provincial de Burgos.

(1994): Clunia. Historia de la ciudad y guía de las excavaciones, Burgos, Diputación Provincial de Burgos.

(1969): Guía de Clunia, Burgos, Diputación Provincial de Burgos.

Palol, P. de y Guitart, J. (2000): Los grandes conjuntos públicos. El foro colonial de Clunia, Burgos, Diputación Provincial de Burgos.

Pradales Ciprés, D. (2005): La romanización de la Meseta Norte. Burgos, Clunia, Burgos, Caja de Ahorros del Círculo Católico de Burgos.

Sacristán, J. D. (2005): “Clunia. El confín de la Celtiberia”, en Chaín Galán, A. y Torre Echávarri, J. I. de la. (coords.), Celtíberos. Tras la estela de Numancia, Soria, Diputación Provincial de Soria, 183-190.



[1] Actual Peñalba de Castro, Burgos.

[2] Para entender estas cifras, sirva como ejemplo el teatro de Epidauro, el más grande y mejor conservado del mundo grecolatino, que podía albergar entre 12.000-14.000 espectadores, más del doble de lo que puede albergar el teatro de Mérida.

[3] La inversión de este proyecto ascendió a 80.000 euros, de los cuales 33.477 fueron aportados por la Diputación de Burgos.

[4] Mediante fluorescencia de rayos x y microscopia óptica/electrónica.

"¿Ladrones o hijos de Dioses?"

Con motivo del aniversario de la fundación de Roma en la típica fecha del 21 de abril, desde Salve, Qvirites nos proponemos tratar el tan conocido tema de la fundación legendaria de Roma, pero no desde el prisma que todos conocemos del episodio de los Gemelos y la Loba, sino intentando descifrar las claves que se esconden tras la leyenda para ofrecer a los lectores (salvo aquellos que ya lo conozcan) las pistas históricas que se esconden en el surgir de Roma.

¿Hasta cuándo debemos remontar los orígenes de esta civilización? En palabras del especialista en el tema, J. Martínez-Pinna: “los orígenes de Roma permanecen más en el lado de las tinieblas que en el de la luz”. En realidad, podríamos retrotraernos hasta época de los Neandertales, cuando se recogen los primeros vestigios de asentamientos humanos, siendo el más antiguo los restos en el sitio de Valchetta, de unos 65.000 años de antigüedad. El siguiente salto alcanza hasta la Edad del Hierro y la llegada de las migraciones Indoeuropeas en la Península Itálica, siendo la segunda oleada la correspondiente al grupo Latino-Falisco, poblaciones que ocuparon el valle del Tíber, limitados al norte por los Etruscos, al sur por los Volscos y al noroeste por los Sabinos.

 

Mapa de las lenguas de Italia durante la Edad del Hierro, ca. s. VI a.C. (imagen de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/98/Iron_Age_Italy-es.svg)

Para conocer el proceso de fundación de Roma, contamos con varias fuentes:

  • La tradición literaria. 
  • Una documentación arqueológica en continuo crecimiento.
  • Importantes inscripciones de época arcaica.

No es precisamente difícil encontrarse con investigadores modernos que oscilan entre la aceptación completa o el rechazo absoluto de la tradición literaria y su estudio a partir de las fuentes comentadas. Nosotros, acompañados siempre del beneficio de la duda, haremos caso a Aristóteles y buscaremos la virtud que guarda el punto medio.

¿Por qué se escogió el emplazamiento de Roma para fraguar un asentamiento humano? Sin duda desde tiempos remotos el lugar ya guardaba su importancia como intersección de vías acuática y terrestre, pues, atravesando el vado de la isla Tiberina, conectaba las regiones de Etruria al norte y Campania al sur, o lo que es lo mismo, las civilizaciones de los Etruscos y la Magna Grecia. Además de contar con un importante suministro de agua, Roma se situaba a pocos kilómetros de la costa, y con un fácil acceso y control a la vía Salaria.

 

Mapa del hipotético trazado de la vía Salaria que conectaba las dos costas de Italia (imagen de http://www.paleani.it/Stradari/salaria/center-salaria.htm)

El primer asentamiento Preurbano se constituyó en el Monte Palatino, con evidencias arqueológicas que se remontan al siglo XIV a.C. Después, la ocupación se extendería hacia el Quirinal y el Esquilino, y prueba de su éxito fue la proliferación de una densa red de aldeas entre Roma y Ostia, que se fraguó entre finales de la Edad del Bronce y comienzos del Hierro. Contrariamente a la formación de la Urbe por excelencia a manos de un fundador que establecería un asentamiento uniforme, Roma fue el resultado de la unión de diversas aldeas a lo largo de varios siglos, hasta desembocar en un centro urbano, proceso conocido como Sinecismo. La leyenda de Rómulo solo denotaría al gestor de la primera unificación de los núcleos urbanos en una sola entidad urbana.

 

1. La fundación legendaria

Si tenemos que basarnos en la tradición asumida por los autores antiguos, encontramos dos tipos para la fundación: 

  • Las Tradiciones Legendarias, con numerosas variantes del pasado mítico del Lacio y Roma. 
  • La Tradición Histórica de los Reyes de Roma, donde se reducen los márgenes de error para los historiadores.

Sobre la cuerda floja de ambas tradiciones se encuentra Rómulo, personaje legendario que cierra el pasado mítico al convertirse en el primer rey e iniciador de la historia de Roma. Para la tradición, Roma fue fundada en el 753 a.C. a orillas del Tíber y de la mano de dos personajes legendarios, Rómulo y Remo, hijos del dios Marte y de la sacerdotisa Rea Silvia. Esta sacerdotisa era hija del rey Numitor, quien había sido destronado por su hermano Amulio. El nuevo rey, precisamente preocupado por un nuevo derrocamiento, ordenó a su sobrina convertirse en Vestal para mantener la virginidad, lo que no fue impedimento para que Marte la dejase embarazada. Nacidos los dos gemelos y temiendo que reclamasen su legítimo trono en la madurez, Amulio optó por abandonarlos en el río, pero el destino quiso mantener a las dos criaturas a salvo, encallando a tan solo 25 km del mar; en ese lugar fueron alimentados por la loba Luperca (la Loba Capitolina, símbolo de la ciudad).

 

Óleo, 1617. "Marte y Rea Silvia", Peter Paul Rubens (imagen de http://jto.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/2013/01/fa20121011a2a.jpg)

 

Más tarde serían encontrados y adoptados por dos pastores, Faústulo y su esposa Acca Laurencia; es curioso que el propio Livio ya se plantease la veracidad de estos hechos cuando afirma que Laurencia se dedicaba a la prostitución, pues en el vocabulario de los pastores la lupa o loba era sinónimo de prostituta. Una vez adultos, Rómulo y Remo, efectivamente, destronaron a Amulio y devolvieron el poder a su abuelo Numitor, para después marchar a fundar una nueva ciudad en las tierras que su abuelo les regaló (conocidas como Septimontium), en el mismo lugar donde la loba los amamantó y que muy pronto se poblaría con el excedente de población latina y albana, un hecho que coincide con el proceso de formación de una apoikia griega, para evitar una crisis interna. Como al ser gemelos ninguno se ponía de acuerdo sobre quién debía erigirse en fundador de la ciudad, ambos decidieron buscar augurios; Rómulo se estableció en el Palatino y Remo en el Aventino. Según Livio, Remo fue el primero en avistar seis buitres como augurio, pero más tarde Rómulo avistó el doble de buitres, así que cada uno fue proclamado rey por su propia multitud, unos excusándose en la anticipación en el tiempo, y otros en el número de aves. En medio de las disputas, Rómulo asesinó a su hermano Remo, y así la ciudad tomó el nombre del primero (otra tradición argumenta que, para burlarse, Remo saltó las "murallas" de su hermano, quebrantando así el espacio sagrado o Pomerium, y matándolo en consecuencia). La fecha clásica de la fundación se fijó el 21 de abril: Dies Natalis Urbis Romae.

Las primeras fuentes que nos informan sobre esta fundación legendaria son de origen griego; ¿por qué los historiadores griegos se interesaban por Roma? Principalmente porque querían integrar el mundo que les rodeaba dentro de la Hélade; Helánico de Lesbos escribió en el s. V a.C. que Eneas, único héroe troyano que sobrevivió a la guerra, llegó al Lacio y fundó Roma después de que Rhome, una de las mujeres que le acompañaban, quemase las naves. Otros historiadores amplían la leyenda: según Tito Livio, Eneas fundó la ciudad de Lavinium tras alcanzar una alianza con el rey Latino (gobernante del Lacio y descendiente de Heracles), consensuada matrimonialmente con la hija de dicho rey, Lavinia. Gracias a ese matrimonio Eneas obtuvo los terrenos necesarios para la fundación de Lavinium. De esta unión nacería Ascanio, heredero de los territorios de su padre y su abuelo, y fundador de Alba Longa, donde se formaría una línea de sucesión que llegaría a Rómulo y Remo. Contar con orígenes griegos era sinónimo de nobleza en la Antigüedad, y por tanto los romanos la aceptaron sin dificultad, vinculando así a Eneas con Rómulo. Al principio se interpretó que había una línea directa, como abuelo y nieto respectivamente, pero como en el siglo III a.C. se dató la caída de Troya en torno al 1184 a.C., surgió un vacío temporal entre ambos personajes, de ahí que en el siglo II a.C. se crease la Dinastía Albana o Silvia (según se escoja el nombre de la ciudad, Alba Longa, o su fundador, Silvio), que desembocaría en Amulio, último descendiente de Ascanio.

Centrándonos en el aspecto socioeconómico, los habitantes del área de Roma y alrededores se dividían en aldeas de pastores y campesinos, repartidos entre las elevaciones del terreno y los minúsculos valles que las separaban. En contraste con sus vecinos, estos aldeanos vivían al margen del desarrollo económico y cultural, al contrario que los etruscos del norte, los campanios y los griegos del sur. La pobreza de los susodichos coincide con la leyenda, pues nada más fundar la ciudad se nos dice que Rómulo la pobló rápidamente con prófugos, refugiados y desarraigados de otras ciudades latinas. Esto le otorga mayores similitudes con un oikistés, lo que implica que no solamente creó la ciudad físicamente, sino que también le proporcionó su primera constitución. El problema fundamental es que la nueva ciudad nunca prosperaría debido a la práctica exclusividad de varones entre sus habitantes. La solución la encontrarían en una de sus prácticas habituales: el robo y el secuestro; poniendo sus ojos sobre las mujeres de la tribu sabina que habitaban en la colina del Quirinal, los romanos invitaron a sus vecinos a participar en una gran fiesta con carreras de carros y banquetes, y aprovechando la embriaguez y sueño de los sabinos, raptaron a las mujeres. El engaño provocaría una guerra, resuelta por la intervención de las mismas mujeres sabinas, alcanzándose un acuerdo de doble monarquía entre los Romanos y los Sabinos. Gracias al control del vado natural del río entre Etruria y la llanura Latina, ambas comunidades salieron beneficiadas con el crecimiento económicos, hasta terminar unificadas.

 

Óleo, 1799. "El rapto de las sabinas", Jacques-Louis David (imagen de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/0f/F0440_Louvre_JL_David_Sabines_INV3691_rwk.jpg)

 

2. El proceso de formación histórica

Como se sospecha, la leyenda tiene elementos de realidad. Al parecer, existiría un exceso de población en ciudades como Lavinium o Alba Longa; de hecho, una ceremonia tradicional romana conocida como Ver Sacrum (primavera sagrada), consistía en consagrar la cosecha del año siguiente a un solo dios, sacrificándose todos los animales, y los niños nacidos durante aquella cosecha marcharían a buscar nuevas tierras una vez adultos. Para Dionisio de Halicarnaso (I, 89), Roma era: 

“Un refugio de bárbaros, fugitivos y vagabundos; mostrando que es la ciudad más hospitalaria y amigable, reflexionando que el linaje de los aborígenes era enotrio, y éste arcadio. Recordando que a ellos se unieron los pelasgos, que eran argivos y tras dejar Tesalia llegaron a Italia. Ya la llegada de Evandro y los arcadios, que habitaron cerca del Palatino, los aborígenes les cedieron el lugar. Además los peloponesios que llegaron con Hércules se instalaron sobre la colina Saturnia. Finalmente los que abandonaron Troya y se mezclaron con los anteriores. Así que no se podría encontrar un pueblo tan antiguo ni tan griego…”. 

Si atendemos a la arqueología, se han encontrado cerámicas de la Cultura Apenínica, datadas en torno al 1000 a.C., por lo que, con toda seguridad, existió un pequeño asentamiento en la colina Capitolio, que se acompañaría de otro asentamiento en Sant’ Omobono, el cual se encuentra en la vertiente de la colina opuesta al Foro, donde se hallaron restos de templos de época arcaica. Los datos arqueológicos aumentan desde el Bronce Final, cuando se inicia la Cultura Lacial, momento en el que ya existe un poblamiento permanente tanto en el Capitolio como en el Quirinal y Esquilino, con sus correspondientes necrópolis; dicha cultura dará lugar a la Cultura Vilanoviana, al tiempo que se desarrolla la cultura etrusca. Ya en el s. VIII, se comprueba un aumento de población, abundancia de materiales, riqueza y un nuevo metal: el Hierro. 

 

Mapa de las prácticas funerarias en Italia durante la Edad del Hierro. Obsérvese la confluencia cultural en la que se encontraba Roma (imagen de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Italy_Iron_Age_incineration_inhumation.svg)

Este último fenómeno es fruto del inicio de la Colonización Griega y puede que incluso fenicia. Hacia el 770 se fundó en el golfo de Nápoles la colonia de Pitecusas, y más tarde Cumas, y a partir de ahí siguieron nuevas colonias. Esta ampliación de la red urbana en el territorio da cabida a una arquitectura monumental y tumbas que ahora se harán comunales, lo que consolidará el concepto de Gens, que implica a su vez una diferenciación social, surgiendo familias ricas y poderosas, que podría derivar en monarquías. La aparición de restos arqueológicos en el Palatino, consistentes en un lienzo de muralla con una puerta, han hecho creerse la existencia de la primera fundación en aquella colina, pues el muro ha sido datado hacia el 750 a.C., y sería la fortificación más arcaica, en torno a la cual, además, se celebraban las Lupercalia cada 15 de febrero, pues en el mismo Palatino estaba la cueva Lupercal.

Al margen de la fantasía pero no demasiado alejada de ella, lo cierto es que la fundación fue un proceso progresivo de instalación de tribus latinas en el área de las tradicionales Siete Colinas, con pequeñas aldeas en cada una de sus cimas, que terminaron fusionándose entre los siglos IX-VIII a.C. En este sentido, para las historiadores cobra mayor relevancia la figura del rey etrusco que terminó dando su verdadera fisonomía a la ciudad con una obra urbanizadora a finales del s. VII a.C.

Por los textos antiguos (Ab urbe condita de Tito Livio), sabemos que la fundación de Roma se hizo muy cercana a la Isla Tiberina, y el lugar en el que se emplazó la ciudad era insalubre e inhóspito, ya que estaba al lado de pantanos y aguas estancadas, rodeados de una serie de colinas que servían como perímetro del lago. Esto es ilógico en cuanto a fundación satisfactoria de una ciudad por Rómulo y Remo, pero la realidad es que los primeros colonos desecaron los pantanos en dos ocasiones para hacer habitable el lugar.

Cuando los núcleos latinos del Quirinal, Esquilino y Celio se fusionaron con los del Palatino, fortificaron el recinto habitado, y así se inició la primera fase de la Roma urbana hacia el siglo VIII a.C., conocida como Roma Quadrata. Durante una segunda fase, el perímetro de la ciudad se extendió al monte Capitolino y al valle que lo separaba del Palatino, lo que luego sería el Foro. En esta zona es precisamente donde se llevarían a cabo las construcciones más significativas, como la Cloaca Máxima, el Tullianum y el Foro. A propósito de esto, en torno al 650 a.C. es cuando está registrado el gran cambio: los datos procedentes de las excavaciones realizadas por Gjerstad han hecho saber que hacia esa fecha las cabañas de la zona del Foro fueron derribadas, y se crea el Primer Foro con un pavimento, el cual fue renovado hacia el 625 a.C., extendiéndose también hacia el noroeste para crear el Comicio. En el último cuarto del s. VII se construyó al este del foro la Regia (residencia del Rex), una suerte de palacio que guardaba similitudes etruscas. En esta misma época se construyó otro edificio, la Curia Hostilia, lugar de reunión del Senado. Hacia el 580 el Comicio fue remodelado y en su lado meridional se construyó un santuario, que debió ser el Vulcanal. En el primer tercio del s. VI a.C. hay indicios de actividad donde más tarde se construiría el Templo de Vesta, donde se guardaba el fuego sagrado de Roma. Y finalmente, en el segundo tercio del s. VI, se documenta en el Capitolio los restos de un templo de Júpiter, que sería directo antecesor para el gran templo de Júpiter Capitolino. De esta forma, en un siglo se construyeron los principales edificios, por lo que ya existía una Civitas además de una Urbs, pues por urbs se entiende al conjunto de edificios, mientras que la Civitas es la comunidad, o lo que es lo mismo: la ciudad existe porque hay ciudadanos conscientes de pertenecer a una misma comunidad.

 

Esquema básico del Foro antiguo, donde se señalizan en rojo los edificios primigenios ya mencionados (imagen modificada de Millar, 1998, y https://historicodigital.com/wp-content/uploads/fororomano.jpg)
 

Ninguna de estas edificaciones se habría podido llevar a cabo sin la Previa Desecación de las zonas pantanosas entre colinas. La Primera Desecación, por hallazgos arqueológicos, se produjo en el 625 a.C., y la Segunda Desecación en el 575 a.C.; sólo después de esa segunda desecación fue posible el asentamiento, siendo Ruma (“río” en etrusco) la que dio nombre a la ciudad, lo que implica que ya había etruscos en el asentamiento primitivo, ingenieros etruscos como Vulca (mencionado por Livio). Dado que el asentamiento es imposible con pantanos, la fundación del 753 a.C. es inexistente, quedando sustituida la Fundación Mítica por la versión arqueológica de Formación (teoría de Müller-Karpe), una teoría asegurada en los años 70 por los arqueólogos Hanell y Gjerstad, quienes defendieron que Roma no podría haber existido antes del año 600. Poniendo todo en relación, resumimos así las dos grandes teorías que sirven para explicar cuál fue el origen de Roma, teorías surgidas en los 50 y 60 del s. XX:

  • La Stadtgrundung afirma que existió una fundación en un momento dado, al igual que pensaban los propios romanos y como afirman las fuentes antiguas. 
  • La Stadtwerdung apuesta por una formación, existiendo múltiples variantes para esta; la teoría más reconocida es que existiera un poblado en el Palatino, que se extendió por el foro y el resto de colinas. Otros en cambio piensan que habría dos núcleos originales: Capitolio-Quirinal y Palatino-Foro, que se desarrollaron paralelamente y se fusionaron definitivamente a lo largo del s. VIII.

 

Sección monumental de la Cloaca Máxima (imagen de https://primumgradus.files.wordpress.com/2021/04/c-loaca.jpg)


3. Pistas en la Leyenda para revelar la Historia

Otro problema histórico a tratar es el de la Liga del Septimontium, una liga (en el sentido griego) de ciudades unidas por motivos religiosos; pero en este caso, sería la unión de las primeras comunidades asentadas en las siete colinas, y reunidas anualmente para celebrar una fiesta en honor a una divinidad. Sin embargo, no sabemos exactamente si se reunían todas las colinas o había más de siete colinas, en la referencia de montium (montes) y no coles (colinas). Porque Mons-Montis puede significar “monte”, pero también “comarca”, “región” o “distrito”; la realidad es que hay colinas en la geografía, pero no en la historia, porque además Septi no es declinable, por lo que no puede ser entendido como el numeral Septem (siete), sino que procede de un término del latín arcaico Saeptus-i (vara, estaca, palo hincado en el suelo o empalizada en plural). De este modo, Septimontium significaría “zona o distrito con empalizada o fortificada”.

Por tanto, más que la influencia religiosa prima la influencia defensiva. Sólo habría cuatro colinas importantes: Palatino, Esquilino, Capitolio, Celio, es decir, las correspondientes con la “Ciudad de las Cuatro Regiones” de Livio y al Murus Terreus de Servio Tulio, una primitiva muralla que coincide con la Roma Quadrata de la tradición, basado en un terraplén de tierra o agger-ris.

 

La Roma Quadrata de Livio (ciudad de las cuatro regiones), enmarcadas por el Murus Terreus de Servio Tulio (imagen modificada de https://historicodigital.com/wp-content/uploads/siete-colinas-roma.jpg)

Aceptados estos datos, la ciudad se va formando en un proceso histórico muy lento; para este proceso, sólo hay dos maneras de que se genere esa ciudad:

  1. La Tesis Sinecista: recogiendo el modelo de polis griega, esta tesis defiende que la ciudad se formó por el acuerdo o pacto tácito no escrito de las entidades o grupos de población originarios a favor de un territorio común en el que asentarse para compartir, procediéndose después al sinecismo (sinoikismus) o unión de esas comunidades (komes en griego). 
  2. La Tesis Monocéntrica o Unitaria: surge para contradecir la tesis anterior, que se derrumba al desconocerse los nombres de esas comunidades. Se defiende el desarrollo de un solo núcleo, que aunque tenga un pequeño territorio al principio, inicia un lento proceso de expansión por imposición, para conseguir un territorio de producción suficiente que alimente a la creciente población. Si esto es así, es lógico que se quisiera preservar lo conseguido mediante una empalizada, septimontium.

La corriente Hipocrítica o Hipercrítica se fía, por un lado, de las fuentes literarias (hipocríticos), y por otro de las fuentes arqueológicas (hipercríticos), primando los últimos, porque las fuentes escritas nos hablan de hechos muy anteriores a la redacción de esas fuentes.

El proceso histórico en sí se rige por cinco pautas en la génesis de la ciudad; tanto los textos como la arqueología nos evidencian un cambio sustancial de las Colinas al Valle, es decir, de hábitat disperso a concentrado, durante el Periodo 4B de la Arqueología Lacial, ca. 580 a.C., coincidiendo prácticamente con el periodo de Desecación del Foro. Este cambio hace que las Aldeas Independientes se constituyan en Liga, pero para que pueda haber una configuración urbana, primero tiene que haber una Desecación del Territorio. Existe convergencia de datos en las fuentes literarias y arqueológicas cuando se descubre que el Templo de Vesta fue de los primeros en ser construidos, y además, Rómulo y Remo eran descendientes de una sacerdotisa vestal, al igual que la Curia Hostilia, lugar de reunión fechado hacia el 600 a.C., o la Regia, que albergaba el Lapis Niger y residencia del rex). Con estos tres restos más antiguos, queda claro que después de la desecación vino la Configuración del Área Urbana, con una funcionalidad para cada espacio; y definitivamente, cuando tenemos vestigios de una organización política (monarquía, senado y templo), se nos evidencia la Constitución de la Ciudad.

Para que una ciudad sea identificada como tal, tiene que haber una diferenciación clara entre Urbs y Ager, entre espacio urbano y campo, entre los Vici y los Pagi; el ager es todo aquello que no es ciudad, mientras que la urbs es un conjunto de vici o aldeas, y los pagi el territorio de esas aldeas. Todo ese conjunto forma el AGER ROMANUS ANTICUUS. El área urbana romana va a ser ab origine muy extensa, más de lo normal (unas 285 ha), al ser una suma de vici, mientras que el resto de las ciudades del Lacio está en torno a unas 40 u 80 ha; con tal extensión, por suma de elementos menores con sus propios territorios, hace pensar que Roma sigue el modelo de las polis griegas. 

¿Por qué Roma surge con esa magnitud y no otras ciudades? El Lacio, como zona central de la Península Itálica, no tiene un desarrollo muy distinto de otras áreas; sin embargo, la Cultura Vilanoviana y Subapenínica, una al norte y otra al sur del Lacio, hace que en esta región central se crucen y converjan, sin que una predomine sobre la otra. La Cultura Vilanoviana es una cultura metalúrgica, con algunas actividades agrícolas en el valle del Po, mientras que la Cultura Subapenínica es pastoril; ninguna de las dos culturas llegó a dominar la parte septentrional y meridional del Lacio, y se supone que en Roma, con su área territorial, demostraría lo mismo, a pesar de que en la parte septentrional hubiera más restos metalúrgicos, y en la parte meridional más restos pastoriles. Y es más, la cultura vilanoviana practicaba rituales funerarios crematorios, mientras que la subapenínica practicaba rituales de inhumación, algo que vuelve a repetirse en Roma. Por tanto, se podría establecer el límite entre esas dos culturas en la misma Urbs, y demuestra que la ciudad está ubicada en un lugar estratégico excepcional.

Conocemos hasta un total de 39-40 ciudades del Lacio, en lugar de las famosas 29 ciudades de Livio, y lo cierto es que ninguna de estas ciudades cumple con todos los elementos que tiene Roma, ya sea Oppidum, Agger, Muralla, Elementos de culto y Ager (mezcla de vici y pagi), y en ninguna aparecen todos juntos estos elementos, salvo Roma, una ciudad privilegiada que pasará rápidamente de 50 ha a 285, y hasta 486 cuando levantó una fuerte muralla; sólo en tamaño se la puede comparar con ciudades griegas. Llega un momento en que las ciudades latinas amenazadas por el crecimiento romano se unieron en una Liga Latina, y en el 504 a.C. se enfrentaron a Roma en la Batalla de Aricia, venciendo los romanos, quienes para entonces consideraron a los latinos como “socii” o aliados.

También, al estar al lado del Tíber, Roma cuenta con un fácil desplazamiento hacia el norte y un control comercial mediante la vía Salaria, entre la zona apenínica y etrusca. Ese control permite la garantía del comercio con estos pueblos, por lo que Roma ya no tiene que depender de la agricultura y el pastoreo, porque obtiene el control del intercambio y del acceso al mar, cosa que no tienen las ciudades latinas. Y además, Roma asegura una política de afianzamiento sobre sus aliados, con un poder económico y militar que no pudieron llegar a tener otras ciudades latinas. Es decir, desde el principio Roma fue una potencia; sólo la muralla, como uno de los cinco elementos, es símbolo de poder de las ciudades. Incluso las ciudades latinas intentan emular a Roma, mientras que los romanos buscan integrar a los latinos para crecer. Como colofón, aquí dejamos unas palabras de Livio (I, 6-7):

"Como al ser gemelos ni siquiera el reconocimiento del derecho de primogenitura podía decidir a favor de uno de ellos, a fin de que los dioses tutelares del lugar designasen por medio de augurios al que daría su nombre a la nueva ciudad y al que mandaría en ella una vez fundada, escogen Rómulo el Palatino y Remo el Aventino, como lugares para tomar los augurios. Cuentan que obtuvo augurio, primero, Remo: seis buitres. Nada más anunciar el augurio, se le presentó doble número a Rómulo, y cada uno de ellos fue aclamado como rey por sus partidarios. Reclamaban el trono basándose, unos, en la prioridad temporal, y otros en el número de aves. Llegados a las manos en el altercado consiguiente, la pasión de la pugna da paso a una lucha a muerte. En aquel revuelo cayó Remo herido de muerte. Según la tradición más difundida, Remo, para burlarse de su hermano, saltó las nuevas murallas y, acto seguido, Rómulo, enfurecido, lo mato a la vez que lo increpaba con estas palabras: ‘Así muera en adelante cualquier otro que franquee mis murallas’. Rómulo, por consiguiente, se hizo con el poder en solitario; la ciudad fundada recibió el nombre de su fundador"[1].

 

Ilustración con el posible aspecto del primer templo de Júpiter Óptimo Máximo en el Capitolio (fotografía propia en los Museos Capitolinos, Roma)

Fuentes:

Dionisio de Halicarnaso: Antigüedades romanas.

Tito Livio: Historia de Roma desde su fundación.

Bibliografía:

Bloch, R. (1962): Orígenes de Roma, Barcelona, Argos.

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[1] Quoniam gemini essent nec aetatis verecundia discrimen facere posset, ut di quorum tutelae ea loca essent auguriis legerent qui nomen novae urbi daret, qui conditam imperio regeret, Palatium Romulus, Remus Aventinum ad inaugurandum templa capiunt. Priori Remo augurium venisse fertur, sex voltures; iamque nuntiato augurio cum duplex numerus Romulo se ostendisset, utrumque regem sua multitudo consalutauerat: tempore illi praecepto, at hi numero auium regnum trahebant. Inde cum altercatione congressi certamine irarum ad caedem vertuntur; ibi in turba ictus Remus cecidit. Volgatior fama est ludibrio fratris Remum novos transiluisse muros; inde ab irato Romulo, cum verbis quoque increpitans adiecisset, "Sic deinde, quicumque alius transiliet moenia mea," interfectum. Ita solus potitus imperio Romulus; condita urbs conditoris nomine appellata.

PRIMVS INTER PARES

In corpore sano

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