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Honor antes que amor

 

Antes de la existencia histórica de Roma, en la Península Itálica, y en paralelo con los mitos de fundación de las colonizaciones griegas, surgió la leyenda de Alba Longa, localizada en los Montes Albanos, cuya verdadera importancia radica en ser la ciudad fundadora y dirigente de la Liga Latina (confederación de unas 30 tribus y aldeas del Lacio para su mutua defensa). De hecho, Alba Longa logró crear cierta unidad religiosa para los miembros de la liga al erigir en dichos montes un santuario de peregrinaje, el templo de Júpiter Latiaris, reuniéndose los miembros en las Feriae Latinae para sacrificar al dios un toro blanco.

De acuerdo con esa leyenda, la ciudad fue fundada por Ascanio/Iulus, hijo de Eneas, que junto con su padre y abuelo Anquises huyeron de la destrucción de Troya, hacia el 1184 a.C. (según cómputo de Eratóstenes), convirtiéndose Ascanio en el primer rey de Alba Longa; sus tres descendientes más famosos fueron Procas y sus hijos Numitor y Amulio, nexo directo entre Eneas y Rómulo, fundador de Roma (según Dionisio de Halicarnaso). Numitor fue destronado por su hermano Amulio, quien, para asegurarse el poder, asesinó a todos los hijos varones de su hermano, y a su hija Rea Silvia la hizo sacerdotisa para preservarla virgen. Como es conocido, el dios Marte violó a Rea, y de ella nacerían Rómulo y Remo; enfurecido, Amulio metió en una canasta a los niños y los arrojó al Tíber, hasta que ésta quedó varada en la orilla, permitiendo a una loba amamantarlos, para luego ser criados por los pastores Fáustulo y Aca Larentia. Una vez adultos, los gemelos regresaron a Alba Longa, asesinaron a Amulio y repusieron en el trono a su abuelo Numitor; en agradecimiento, se les entregó unos territorios al noroeste, donde fundarían Roma. Así, y de manera irónica en la leyenda, Alba Longa fue la que permitió la creación de su futura destructora.

Hacia mediados del siglo VII a.C., supuestamente en tiempos del rey Tulio Hostilio, Alba Longa fue destruida por los romanos, tomando así la preferencia en la Liga Latina (como quedó establecido en el Foedus Cassianum), una organización administrativa que perduraría hasta el 338 a.C., con la derrota de los volscos y los últimos latinos reticentes al dominio romano en la batalla naval de Antium (cuando Roma tomó las proas de las naves enemigas para decorar la tribuna de oradores).

Según el famoso relato, Alba Longa cayó después de que ambos contendientes decidiesen poner fin a la lucha con un combate singular que enfrentaría a guerreros ilustres de dos familias, los Horacios de Roma y los Curiacios de Alba, con tres hermanos en combate por cada familia. En este combate, los tres Curiacios mataron a dos Horacios, quedando solo un luchador romano; pero éste, el más joven de los hermanos, corrió alrededor de sus enemigos, agotándolos y matándolos uno a uno hasta acabar con todos. La gesta fue épica, pero a la vez trágica, pues ambas familias tenían nexos familiares: las mujeres Horacias (como Camila) eran esposas o prometidas de estos hermanos Curiacios, y viceversa; de hecho el joven Horacio estaba casado con Sabina de Alba, hermana de sus enemigos. 

 

Fresco (1612-1613). Detalle central de "La batalla entre Horacios y Curiacios, de Giuseppe Cesari, el caballero de Arpino. Palacio de los Conservadores de los Museos Capitolinos, Roma (imagen propia)

De regreso a Roma, recibió los elogios de todos sus conciudadanos, pero su hermana Camila le reprochó entre lágrimas la muerte de su esposo, ante lo cual, sin refrenarse, provocó que Horacio matase en el acto a su hermana, a la vista de todos, bajo la acusación de falta de patriotismo. El suceso no podía ser más trágico, pues por tal fratricidio Horacio fue llevado a juicio; pero tras un arduo proceso en el que su padre hizo una encendida defensa del honor frente al amor, su hijo fue declarado inocente.

 

Dibujo (1781), 27,5 x 38,7 cm. "Horacio da muerte a su hermana Camila", de Jacques-Louis David. Conservado en el Albertina Museum de Viena (imagen de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/6b/Horatius_toetet_seine_Schwester_Camilla-1781.jpg)

El famoso cuadro neoclásico de 1784 de Jacques-Louis David, "El juramento de los Horacios", recrea en tres escenas o actos (marcados por los tres arcos del fondo) la escena inmortal: 

  1. En la primera escena, la declaración de guerra de los tres hermanos Horacios. 
  2. En la segunda escena, el juramento de fidelidad a Roma que toma el padre a sus hijos sobre las espadas que usarán. 
  3. En la tercera escena, la desesperación de las mujeres Horacias, llorando en su privacidad (pues la pintura neoclásica también diferencia el espacio masculino y público del espacio femenino y doméstico).

El artista quería emular la verdadera moraleja de esta leyenda romana, el cumplimiento del deber por encima de cualquier sentimiento personal. Destaca en el cuadro que, a la derecha, los dos hijos de Sabina que atiende una anciana criada muestran también la división entre lo masculino y femenino, pues la niña pequeña se cubre el rostro ante lo trágico de la escena, mientras que el hijo mayor se niega a apartar la mirada, comprometido desde la infancia con el deber romano a la patria.

 

Óleo sobre lienzo (1784), 330 x 425 cm. "El Juramento de los Horacios", de Jacques-Louis David, conservado en el Museo del Louvre, París. Aunque en este caso tratamos la copia de Anne-Louis Girodet de Roussy-Trioson, realizada en 1786 (imagen de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/70/Jacques-Louis_David_-_Oath_of_the_Horatii_-_Google_Art_Project.jpg)

Los habitantes de Alba fueron trasladados al monte Celio de Roma, y su hogar nunca volvió a ser reconstruido, si bien la zona de los montes Albanos se llenó de residencias lujosas romanas, como la que allí tenía el emperador Domiciano. A pesar de las muchas excavaciones e investigaciones desde el siglo XVI, la localización de Alba Longa no es concluyente; ha sido relacionada con el convento de San Pablo en Palazzola, con Coste Caselle cerca de Marino, e incluso con Castel Gandolfo (levantado sobre la villa de Domiciano, y esta a su vez sobre la acrópolis de Alba, en teoría). Pero según las aldeas y viviendas encontradas, pertenecientes a la Edad del Hierro, parecen concluir que cuando Roma destruyó este lugar, éste todavía estaba en fase preurbana

 

Fuentes:

Aurelio Víctor: Sobre los hombres ilustres de Roma.

Dionisio de Halicarnaso: Antigüedades romanas.

Floro: Epítome de Tito Livio.

Plutarco: Vidas Paralelas.

Tito Livio: Historia de Roma desde su fundación.

Zonaras: Epítome de la Historia.

Bibliografía:

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