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A la salud de la vida

Hoy hablamos de una pieza de arte muy particular, ya investigada desde hace décadas[1], y aun así profundamente desconocida para el gran público, como desconocido es el lugar de su hallazgo; nos referimos concretamente a la ciudad romana de Nertobriga Concordia Iulia, enclave que pasó a ser conocido más tarde como “Valera la Vieja”, si bien hoy forma parte del municipio de Fregenal de la Sierra (Badajoz). Sin duda Nertobriga no se caracteriza por ser uno de los yacimientos romanos más visitados si lo comparamos con Mérida, Itálica o Tarragona, ni siquiera con otras ciudades de segundo orden como Segóbriga o Lucentum; por eso, desde Salve, Qvirites queremos aprovechar esta publicación para revitalizar el recuerdo de Nertobriga, recomendando su visita.

La pieza en cuestión a la que nos referimos es un vaso (kalathos o modius), de 13,5 cm de alto por 13 cm de diámetro en la boca y 11,3 cm en la base, con un peso de 581 gr y capacidad para 1,620 litros[2]; fabricado en bronce, está decorado con relieves repujados y nielado (aplicaciones de plata), hoy parcialmente conservado. Su interior es liso al haber sido fundido en una pieza, haciéndose más grueso conforme se acerca a la base (el grosor de la boca es de solo 1 mm). Hoy presenta patina verde oscura, casi negra, con zonas rojas cobrizas, pero en su día debió ser dorado.

 

Vaso de Nertobriga, donde se aprecia el grado de oxidación y el detallismo de algunas escenas (imagen de http://museoarqueologicobadajoz.juntaex.es/filescms/web/uploaded_files/00344_montaje.jpg)

La mayor peculiaridad de esta copa es que fue creada en un taller artesano de Alejandría (Egipto) en algún momento del s. IV d.C., junto con otros vasos de Nertobriga que hoy siguen desaparecidos[3]. Este dato se concluye analizando la técnica utilizada, que lo asemeja mucho al jarro de la colección de Dumbarton Oaks, el jarro del Louvre o la copa argéntea del Museo de Alejandría (s. II) y relacionada con los sarcófagos de Tarquinia, Tréveris y Constantinopla.

Los relieves muestran una escena muy habitual en la iconografía pagana[4]: como principal figura tenemos a Baco, inmerso en un entorno de vendimia dividido en cuatro bandas:

 

Dibujo explicativo de la decoración completa del vaso (imagen modificada de García y Bellido, 1957, 234)

  • La primera y cuarta bandas tienen roleos de pámpanos con racimos que parten de dos cráteras (las de arriba) y de dos grandes hojas (las de abajo); los bordes superior e inferior lo forman una decoración de hojitas. 
  • La segunda, con una anchura superior al resto, tiene erotes vendimiando y pisando las uvas en presencia de un Baco entronizado (figura 1), quien recibe una ofrenda de un sátiro (f. 2). A espaldas de Baco una pantera (f. 3) intenta subir con escala a una parra alta; delante del dios un erote (f. 4) desciende por otra escala de una parra y echa racimos en una cesta. A su lado hay un templete que cobija la imagen de Pan (f. 5), mientras que, a la derecha de la pantera, dos erotes (f. 6) pisan las uvas en una cuba cuadrangular, siguiendo otro amorcillo alado junto a una pilastra coronada por una crátera. 
  • La tercera banda muestra cuatro máscaras báquicas (dos lampiñas y dos barbadas) sobre pedestales y tirso con ínfulas, muy frecuentes en las representaciones teatrales, y alternadas con vides altas arborescentes.

De cara a la investigación, puede que la segunda banda sea la más interesante, pues muestra una escena recogida en varias fuentes literarias. Se supone que la fuente original es un poema anacreóntico:

“Cuando labres, Hefesto, la plata, hazme ¡armas no, cierto! Pues, ¿qué hay de común entre la guerra y yo? Antes bien, una copa, profunda cuanto puedas. Y grábame en ella no astros, ni el Carro ni el temible Orión. ¿Qué se me da de las Pléyades? ¿Qué del hermoso boyero[5]?

Ponme unos viñedos con racimos que pendan y Ménades vendimiando, y hazme a unos que pisen un lagar, los Sátiros risueños, de oro los Amores, y Citera riente junto al bello Dioniso, y Eros y Afrodita”.

 

Dibujo aclaratorio de la segunda banda del vaso (imagen de http://museoarqueologicobadajoz.juntaex.es/filescms/web/uploaded_files/00344_montaje.jpg)

Este poema está falsamente atribuido a Anacreonte (ss. VI-V a.C.) como su Oda XVII; el problema es que las Anacreónticas son muy difíciles de datar, aunque para estos versos concretos Aulo Gellio (19, 9) asegura que las oyó recitar en Atenas en el s. II d.C., lo que implica que estamos ante una de las anacreónticas más antiguas. Se nos hace mención al Carro, Orión y las Pléyades, lo que le conecta con la Ilíada (XVIII, 483), cuando Hefestos fabrica el escudo de Aquiles:

“Allí[6] puso la tierra, el cielo, el mar, el sol infatigable y la luna llena; allí las estrellas que el cielo coronan, las Pléyades, las Híades, el robusto Orión y la Osa, llamada por sobrenombre el Carro, la cual gira siempre en el mismo sitio, mira a Orión y es la única que deja de bañarse en el Océano”.

Es decir, la copa de Nertóbriga es la antítesis del mundo guerrero de la Ilíada, pues celebra los placeres de la vida.

A modo de curiosidad, el poema ha inspirado a muchos autores a lo largo de la historia literaria. Baste con mencionar como ejemplo a uno de nuestros colosos del siglo de oro, don Francisco de Quevedo (Anacreon Castellano):

 

“Famoso herrero Vulcano,

pues con ingeniosa traza

labras el metal villano,

labra de plata una taza

para mí con propia mano,

 

la más honda que pudieres;

y no me muestres, si quieres,

en ella por invención,

el Plaustro, ni el Orión,

ni las estrellas que vieres.

 

Porque ¿qué me importa a mí

ver, cuando beba, a Bootes,

y a las Pleiadas allí,

ni que la Luna me notes

tan bella como es en sí?

 

No estrellas formes, ni lides,

mas cueros, vasos y cubas,

con que el santo licor mides,

los racimos en las vides,

y en los racimos las uvas.

 

Y juntamente con ellos

muchos Cupidillos bellos,

y a Baco de mosto ardiente

haciendo la boca fuente,

y canal barba y cabellos”.

 

Óleo, mediados del s. XVII. Retrato de Francisco de Quevedo, atribuido tradicionalmente a Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, pero en la actualidad a Juan van der Hamen (imagen de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/5e/Quevedo_%28copia_de_Vel%C3%A1zquez%29.jpg)

Toda la información aquí recogida pertenece al Museo Arqueológico de Badajoz, que sin duda también merece una visita😉.

 

Fuentes:

Anónimo: Anacreónticas.

Aulo Gelio: Noches Áticas.

Bibliografía:

Berrocal, L. et al. (2014): "Nertobriga Concordia Iulia. El paisaje de un enclave romanizador entre los célticos de la Beturia", Anejos de Archivos Españoles de Arqueología, LXX, 144-170. 

(2014): "La ciudad céltico-romana de Nertobriga Concordia Iulia", Studia Lusitana, 8, 135-162.

Calero Carretero, J. A. (1983): “El modio de Fregenal de la Sierra”, en V Jornadas de Viticultura y Enología de Tierra de Barros. Del 9 al 13 de mayo de 1983, Amendralejo, Universidad de Extremadura y Centro Cultural Santa Ana, 24-26.

García y Bellido, A. (1957): “Viaje arqueológico por Extremadura y Andalucía”, Archivo Español de Arqueología 30, 96, 233-244.

Picard, Ch. (1961): “Própos et dócuments concernant la tóreutique alexandrine”, Révue Archéologique, I, 127-133.



[1] Fue descubierto en 1868.

[2] Medida romana exacta para tres sextarii (cada sextarius es de 0,54 l), o la mitad de un congius (3,25 l).

[3] Cinco o seis vasos con la misma forma.

[4] La segunda banda tiene muchos paralelos en sarcófagos, como el de Cagliari (310-320 d.C.), el del Museo de Bonn (250-270 d.C.), o el de Junio Basso (359), pero los ejemplos son numerosísimos. La tercera banda encuentra su inspiración en recipientes argénteos Julio-Claudios.

[5] Bootes. Hay muchas versiones sobre la identidad de este personaje convertido en constelación; pero en una de ellas se le atribuye la invención del arado, acto que complació tanto a Deméter que pidió a Zeus que lo fijase permanentemente en los cielos como recompensa.

[6] En el escudo.

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