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La embajada de Andun

Las relaciones entre el Imperio Romano y la China Han giraron en torno al conocimiento escaso y difuso que tenía una potencia con relación a la otra, debido sobre todo a que el contacto directo nunca fue posible ante la existencia de imperios geográficamente intermedios, como los partos y los kusháns[1]. Los vínculos de comercio directo entre el Mediterráneo y la India se establecieron en el siglo I a. C., después de que los navegantes griegos aprendieran a usar el patrón regular de los vientos monzónicos para sus viajes comerciales en el Océano Índico. El animado comercio marítimo de época romana es confirmado por la excavación de grandes depósitos de monedas romanas a lo largo de buena parte de la costa de la India. Han sido identificados muchos puertos comerciales en este país y Sri Lanka que mantenían vínculos con comunidades romanas, en lo que se ha considerado como la ruta de uso habitual por la misión romana. 

 

Oro (AV, ? mm, 7,63 gr). Áureo de Augusto (15 - 13 a.C.), acuñado en Lugdunum y descubierto en el llamado "tesoro de Pudukottai", en India. En el anverso, cabeza desnuda del emperador mirando a la derecha, con leyenda AVGVSTVS DIVI・F. En el reverso, Augusto a la derecha, sentado sobre un taburete y mirando a la izquierda, extiende su mano derecha a dos soldados, cada uno portando parazonios (dagas cortas que portaban altos oficiales), y ofreciendo con sus manos derechas ramas de olivo para el princeps; leyenda IMP ⋅ X en exergo. Hoy día se conserva en el British Museum (imagen de https://www.britishmuseum.org/collection/image/1263564001)

Concretamente, y según quedó registrado en el “Libro de Han Posterior” (後漢書), el Imperio Romano y otros enclaves de Occidente tenían el norte de Vietnam (delta del río Rojo) como su lugar predilecto de acceso a China, en lo que eran las comandancias de Jiaozhi y Rinan (Hill, 2009, 27). Es más, en el delta del Mekong el arqueólogo Louis Malleret descubrió monedas romanas, en lo que fue el antiguo puerto Óc Eo, lugar que podría corresponder con la Kattigara descrita por Ptolomeo.

 

Cuatro ejemplos de monedas romanas halladas en Óc Eo. Concretamente se trata de dos dupondios de Vespasiano (A, B), uno con leyenda FORTVNAE - REDVCI o FIDES - PVBLICA (A), el otro con leyenda FORTVNAE - REDVCI (B), así como un as de Nerón acuñado en Roma (C) y una moneda de Faustina Minor o Lucilla (D, 145-169 d.C.), en cuyo reverso se representa una Juno sedente con pátera en mano derecha y cetro en mano izquierda, y leyenda IVNO (imagen de Hoppál, K. et alii, 2018, 470)

El primer intento de contacto directo entre ambos imperios sucedió en el 97 d.C., cuando el general chino Ban Chao[2], tras derrotar a los xiongnu y asegurar las rutas comerciales hacia el oeste gracias a sus 70.000 hombres, decidió enviar un embajador a Roma, llamado Gan Ying, individuo que solo pudo alcanzar las costas del Mar Negro[3], si bien dejó por escrito una descripción detallada del imperio romano, aunque basada en información de segunda mano, probablemente la recogida de marineros en los puertos que visitó. Fue este informe de Gan Ying el que sirvió como base para la descripción que se hace sobre Da Qin en el tratado "Hou Hanshu":

“Su territorio se extiende por varios miles de li[4]. Se han establecido relevos postales a intervalos, que están todos enyesados y enjalbegados. Hay pinos y cipreses, así como árboles y plantas de todo tipo. Tienen más de cuatrocientas ciudades amuralladas. Existen varias decenas de pequeños reinos dependientes. Las murallas de las ciudades están hechas de piedra”.

Aunque si tenemos que fiarnos del testimonio recogido por Floro (Epit., II, 34), por lo visto los “chinos” ya enviaron emisarios en tiempos del emperador Augusto[5]:

“Ahora que todas las razas del oeste y del sur están subyugadas y también las razas del norte, [...] los escitas y sármatas envían embajadores buscando amistad; los seres también y los indios, que viven inmediatamente debajo del sol, trajeron elefantes entre sus regalos, así como piedras preciosas y perlas, considerado su largo viaje para cuyo cumplimiento habían tomado cuatro años, como el mayor tributo que prestaban y, de hecho, su tez prueba que provienen de debajo de otro cielo”.

Fueron los historiadores chinos los que registraron varias supuestas embajadas romanas a China, siendo la más famosa la del 166; estaba dirigida al emperador Huan de parte de “Andun[6] (emperadores Antonino Pío o Marco Aurelio), rey de Da Qin[7] (Roma)". Debido a que Antonino Pío falleció en 161, dejó el Imperio a su hijo adoptivo Marco Aurelio Antonino, y si el convoy llegó en 166, queda la confusión sobre quién envió la misión, pues ambos emperadores llevaron el nombre “Antonino”. La misión romana provino del sur por ruta marítima, entró en China por la frontera de Jinan o Tonkín, y trajo como presentes cuernos de rinocerontes, marfil y caparazones de tortugas, probablemente adquiridos en Asia del Sur, así como un tratado romano de astronomía.

En lo que respecta a las fuentes grecolatinas, resulta difícil su investigación por lo ambiguo del término latino “seres”, que podía englobar a todos los pueblos que habitaban el arco entre India y China. Parece existir cierto consenso acerca de la imposibilidad de utilizar el término para definir a los chinos, porque nuestra fuente principal, Plinio, los sitúa más allá de los montes Emodios (Himalaya), y en esa región occidental de China, conocida como Uigur, en realidad habitaban dos pueblos indoeuropeos, los tocarios y los indo-iranios sakas y sogdianos; esta afirmación se refuerza porque en Uigur se han hallado cuerpos momificados[8] con rasgos noreuropeos. Según las crónicas chinas, en esa región vivían pueblos como los wusun, cuya descripción coincide con la de Plinio.

 

Una de las famosas "Momias de Tarim", momificada de forma natural (imagen de https://www.republica.com/wp-content/uploads/2021/10/Momias.jpg)

Tampoco ayuda mucho la cartografía, pues aunque los expertos romanos sabían de la existencia de China, la situaban de forma muy difusa en el mapa; el mejor ejemplo lo tenemos en el ya mencionado Ptolomeo, quien, en su obra Geographia de ca. 150 d.C., ubica China más allá de la “Península Dorada”[9], es decir, la península del Sudeste Asiático, desde la que se desarrollaría el Mar de China Meridional.

 

La denominada Descriptio Undecimae Tabulae Asiae de la Geographia de Ptolomeo, en la que se representa India más allá del Ganges (India extra Gangem), y a la tierra de Sinae en el sudeste asiático. Copia del s. XV conservada en la Colección Harley de la Biblioteca Británica de Londres (imagen de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/b5/Ptolemy_Asia_detail.jpg)

El resto de contactos, siempre indirectos y utilizando a partos y kusháns como intermediarios, se basó en el intercambio comercial a través de la ruta terrestre (ruta de la seda) o las rutas marítimas, en las que fluía seda china, vidrio romano, ropajes y otros productos suntuosos, como alfombras bordadas en oro, textiles de amianto y biso... Es precisamente Plinio (NH, VI, 54) nuestra “mejor” fuente sobre el comercio de la seda, en el que el imperio se gastaría al año, según este autor, 100 millones de sestercios (XII, 84):

“Los Seres son famosos por la sustancia de lana obtenida de sus bosques; después de ponerla en remojo y peinar lo blanco de sus hojas... Así de diversa es la labor empleada y tan distante es la región del globo por aprovechar, para permitir a las doncellas romanas hacer alarde de su vestimenta transparente en público.”

Con toda seguridad las embajadas entre ambas potencias siguieron fluyendo en los años siguientes, pero solo tenemos testimoniadas dos:

  1. A inicios del s. III, un emperador romano[10] envió presentes a Cao Rui, soberano de Wei (en el norte de China); dichos presentes fueron una selección de artículos de vidrio de distintos colores.  
  2. En el año 284 llegó una embajada presuntamente enviada por el emperador Caro, quien estuvo muy focalizado en campañas militares contra Persia.

Fuera del período romano que tratamos en Salve, Qvirites, sabemos de contactos comerciales entre ambas culturas a pesar de la desaparición de la entidad política que conocemos como Imperio Occidental, concretamente con Fu-lin, término chino que se refiere al Imperio Bizantino.

 

Fuentes:

Floro: Epítome de Tito Livio.

Plinio el Viejo: Historia Natural.

Bibliografía:

Hildebrandt, B. (2016): Silk. Trade and Exchange along the Silk Roads between Rome and China in Antiquity, Philadelphia, Oxbow Books.

Hill, J. E. (2009): Through the Jade Gate to Rome. A Study of the Silk Routes during the Later Han Dynasty, First to Second Centuries CE, Charleston, BookSurge.

Hoppál, K. et alii. (2018): "'All that glitters is not Roman'. Roman Coins Discovered in East Java, Indonesia. A Study of New Data with an Overview on Other Coins Discovered Beyond India", en Bartus, D. (ed.), Dissertationes Archaeologicae ex Instituto Archaeologico Universitatis de Rolando Eötvös Nominatae, s. 3, n.  6, Budapest, PKP, 461-492.

Leslie, D. D. y Gardiner, K. H. J. (1996): “The Roman Empire in Chinese Sources”, Studi Orientali, Università di Roma, Dipartamento di Studi Orientali, 15, Roma, Bardi.

Mutschler, F. H. y Mittag, A. (2008): Conceiving the Empire. China and Rome Compared, Oxford, Oxford University Press.

Pulleyblank, E. G. (1999): “The Roman Empire as Known to Han China”, Journal of the American Oriental Society, 119 (1), 71-79.

Scheidel, W. (2009): Rome and China. Comparative Perspectives on Ancient World Empires, Oxford, Oxford University Press.

(2015): State Power in Ancient China and Rome, New York, Oxford University Press.

Schoff, W. H. (1917): “Navigation to the Far East under the Roman Empire”, Journal of the American Oriental Society, 37, 240-249.



[1] Yuezhi en las fuentes chinas.

[2] Se trataba del administrador y protector de las “Regiones Occidentales” del imperio, en Asia Central.

[3] Otros consideran que solo alcanzó el Golfo Pérsico, disuadido por las distancias.

[4] Medida de distancia con una equivalencia de 1 li = 41.518 metros.

[5] Sea certero o no este testimonio, sin duda resulta eficaz en el engrandecimiento del fundador del Principado.

[6] En chino 安敦.

[7] En chino 大秦. Literalmente, el término Da Qin significa “Gran Qin”, y Qin es el nombre del primer imperio chino; según esta explicación, para los chinos el Imperio Romano era una especie de “Contra-China” en el otro extremo del mundo, o una noción mitológica del Lejano Occidente.

[8] Las momias de Tarim.

[9] Aurea Chersonesus.

[10] Algunos estudiosos sugieren que el emperador anónimo debió ser Alejandro Severo.

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