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Lujo y propaganda

Damos inicio a nuestra sección de Arte con los camafeos, piezas de singular belleza que requerían una enorme destreza, habilidad y talento en su factura. Pero son muchos los ejemplos, así que nos limitaremos a analizar con meticulosidad uno de los más famosos.

 

Ónice blanco y marrón azulado (primer cuarto del s. I). Gema Augusta (imagen de https://www.khm.at/objektdb/detail/59171)

 

Se conoce a esta obra maestra del arte romano como Gema Augusti. Descubierta en 1246 entre las piezas del tesoro de la abadía de San Sernín de Toulouse, en 1533 pasó a manos del rey Francisco I, quien la trasladó a París, para luego desaparecer en 1590; aunque por suerte solo fue un breve paréntesis, dado que sabemos de su venta, por 12.000 ducados, a Rodolfo II, soberano del Sacro Imperio Romano Germánico. Con posterioridad a la venta, y no después de 1700, la gema debió de sufrir algún daño o rotura que supuso la pérdida de un fragmento de la parte superior izquierda, pudiendo perderse uno de los personajes, y razón de que fuese engastada en oro.

 

Óleo (1594). Retrato del emperador Rodolfo II, de Joseph Heintz el Viejo (imagen de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/64/Joseph_Heintz_d._%C3%84._002.jpg)


Se atribuye su autoría a Dioscórides, o bien a alguno de sus discípulos, en torno al 12 d.C., y el estilo impreso en este camafeo de grandes dimensiones sin duda guarda una estrecha relación con los relieves del Ara Pacis; de ser cierto, podría significar que la joya fue propiedad personal de algún miembro de la familia imperial, pasando de dinastía en dinastía. La probabilidad incluso sugiere que acabó en manos de Constantino I, quien la trasladó a su nueva capital. Se ha sugerido la fecha del 12 d.C. porque, probablemente, la joya conmemora una "ceremonia triunfal" otorgada a Tiberio ese mismo año por sofocar las revueltas de dálmatas, panonios y germanos entre el 6 y 9 d.C., cuando ya era el candidato más fuerte a la herencia de Augusto.

Es muy posible que el mecenas responsable de esta obra fuese el mismísimo Augusto. ¿Por qué? Estamos hablando de un ligero relieve tallado sobre ónice árabe, formando dos capas: una blanca y otra marrón azulado, lo que permitía resaltar mejor las figuras representadas sobre una superficie total de 23 x 19 cm, y 13 mm de espesor[1], con un nivel de detalle y corte en la piedra tan habilidosos que se crea un juego de luces y sombras que dota de mayor realismo a las figuras. Una obra de coste tan elevado sólo podría ser encargada por alguien de sumo poder económico, y dada la calidad impresa en la obra, se entiende que no cualquier escultor se habría atrevido a aceptar el encargo, pues el ónice se caracteriza por su delicadeza y fragilidad.

Si queréis contemplar con vuestros ojos esta pieza, tendréis que pagaros un billete a Viena, donde la custodia el Kunsthistorisches Museum, en su sala XVI de la colección de antigüedades.

Pasemos al análisis de cada una de las figuras de la escena representada:


Registro superior:

(imagen modificada de https://www.khm.at/objektdb/detail/59171)

Ocupando el centro de la imagen, y sin numerar, tenemos a la diosa Roma, sentada junto a la figura 1. Lleva casco, lanza en su mano derecha y toca con suavidad la empuñadura de una espada en la izquierda, mostrando así que Roma siempre estaba lista para luchar cuando fuese necesario. Mantiene un pie sobre la armadura de las poblaciones conquistadas, y mira con admiración a la figura 1. Algunos han interpretado que sus rasgos faciales recuerdan a Livia, esposa de Augusto y madre de Tiberio. Teniendo en cuenta que la personificación de la Urbs no recibió culto dentro de Roma hasta los tiempos de Adriano, se sospecha que en realidad la gema debió ser tallada para un amigo residente en las provincias orientales.

  1. Sentado en un trono se encuentra Augusto, quien sostiene un cetro, instrumento de poder político, y un lituus, instrumento sagrado de los augures con el que lee los signos divinos para declarar que la guerra librada por Roma es justa, pero también para denotar que la victoria de su heredero es consecuencia de los buenos auspicios que él ha deducido. Sus pies, junto con los de Roma, reposan sobre el armamento de los derrotados. Como punto de interés, a destacar su desnudez, un rasgo que suele denotar divinidad en la iconografía clásica (aunque no va descalzo). Su imagen, en cualquier caso, guarda una interesantísima conexión con lo descrito por Horacio en sus Odas (III, 5). 
  2. En la distancia, y bajando de un "carro triunfal", tenemos al segundo protagonista: Tiberio, ciñendo la corona de laurel (señal de victoria), y vestido con toga (señal de civilización y paz). Se le representa en acción de dirigirse directamente a Augusto para mostrarle obediencia y respeto. También porta cetro, signo inequívoco de mando militar, pero también mostrando que él es el mejor candidato para suceder a su padrastro. 
  3. Junto a Roma hay un individuo joven, vestido con uniforme militar, y que ha sido identificado como Germánico, el sobrino-nieto favorito de Augusto, que Tiberio tuvo que nombrar como heredero. Algunos han sugerido que se trata de Druso (padre de Germánico y hermano de Tiberio), pero el problema es que Druso falleció el 9 a.C., lo que nos deja con dos posibilidades: o bien Druso figura simbólicamente, o bien la gema fue creada en la fecha antes mencionada, lo que la acerca más al Ara Pacis. Es significativo que Germánico aparezca representado más cerca del emperador y con un tamaño ligeramente superior al de Tiberio; también está cerca de Dea Roma, lo que implica que aguarda preparado para la próxima campaña. 
  4. Entre Augusto y Roma se aprecia el símbolo de Capricornio, el favorito del princeps, y que recuerda la fecha en que adquirió el máximo poder (16 de enero del 27 a.C.). Aunque Augusto nació en septiembre, adoptó Capricornio como su símbolo; de hecho, el sol o la luna son necesarios para mostrar todo el poder de una constelación, astros que se aprecian detrás de Capricornio. 
  5. Bajo el trono de Augusto se aprecia el Águila, símbolo de Júpiter, tal vez revelando que Augusto se está sentando en el mismo trono del dios. No es éste un dato menor, pues debemos recordar que el princeps había prohibido que la población lo venerase como un dios en Roma; no así en las provincias orientales, donde había una arraigada costumbre de veneración a soberanos deificados. De ser así, se confirmaría que la pieza quedó restringida al ámbito privado de la familia imperial o del particular que fuese su propietario. Aunque, según otro punto de vista, podría implicar que la gema se elaboró con posterioridad a la muerte de Augusto en el 14 d.C., cuando ya pasó a ser divinizado. 
  6. Detrás de Augusto, a la derecha, hay una mujer identificada como Ecúmene (Oikoumene), es decir, la personificación del mundo romano, habitado y civilizado; lleva sobre su cabeza una Corona Muraria y un velo, y a su vez está coronando a Augusto con la Corona Cívica (hojas de roble), honor que se concedía a quien salvase la vida de un ciudadano romano (o como en este caso en el que el emperador había salvado a todos los romanos poniendo fin a las guerras civiles). 
  7. Detrás de Tiberio, la diosa Victoria, encargada de la conducción de un carro tirado por dos caballos (biga), algo impropio de una ceremonia triunfal, en la que el tiro suele ser de cuatro caballos (cuadriga). Quizás esto, junto con la vestimenta de Tiberio, intenta hacer ver que el sucesor de Augusto no se presenta como un triumphator. De hecho, con su gesto Victoria parece instar a Tiberio a que acelere la ceremonia y regrese presto al campo de batalla; solo entonces, terminada la guerra, sí se le concedería el triumphus. 
  8. A la derecha de Augusto hay un hombre de pie, identificado como Neptuno (aunque le falta su tridente) u Océano; en cualquier caso, un símbolo del reino del Agua. 
  9. La mujer reclinada que se apoya en el trono y sujeta una cornucopia podría representar a la Madre Tierra (Gaia) o a Italia; en cualquier caso, un símbolo del reino de la Tierra. Las teorías que sugieren a Gaia se apoyan en la cornucopia y los niños que la acompañan, mientras que los defensores de Italia argumentan que la cornucopia está vacía, y por tanto no es señal de la abundancia de Gaia, sino de la carestía y hambre que había padecido Italia, además de llevar una bulla o relicario alrededor del cuello, elemento extraño en Gaia. 
  10. Los niños que acompañan a estas dos figuras previas podrían representar las estaciones de verano y otoño, pues uno sujeta con la mano espigas de trigo.

 

Registro inferior

(imagen modificada de https://www.khm.at/objektdb/detail/59171)

Algunas teorías sugieren que todos los personajes son anónimos, siendo más relevante la acción representada que los individuos en sí. Pero por si alguien se queda con las ganas, ofrecemos detalles sobre las teorías identificativas:

  1. Tenemos a varios soldados romanos levantando un trofeo de guerra (tropaion) con el botín expoliado, normalmente escogiéndose para su ubicación un punto de inflexión donde la batalla fue decisiva. Como se aprecia, se trata de una cruz de madera diseñada para sujetar un casco en su parte superior, así como una coraza y armamento en sus brazos. 
  2. El gran escudo con símbolo de escorpión que podemos apreciar a la izquierda no es más que otra pista zodiacal: nada menos que el signo de Tiberio, nacido el 16 de noviembre. 
  3. En la parte inferior izquierda tenemos a una mujer abatida y un hombre maniatado, pudiendo representar a los pueblos derrotados y sometidos por Tiberio (dálmatas, panonios y germanos), como se deduce de sus peinados y vestimentas, especialmente la barba del varón; no son más que una prueba de la victoria romana. El hombre tiene las manos atadas a la espalda, y en apariencia ambos están a punto de ser colocados en la base del trofeo, a medio erigir. 
  4. En equilibrio con el grupo 3, a la derecha tenemos el grupo 4 compuesto por un hombre barbado, con torque (típico de algunas poblaciones germanas) y arrodillado en tierra, en actitud de suplicar misericordia a la figura 9, así como una mujer que coloca su mano sobre el pecho como signo de tregua, y que está siendo arrastrada por la figura 8. 
  5. Los dos jóvenes que componen el grupo 5, en apariencia menos importantes, han sido considerados por algunos como una representación de la constelación Géminis, es decir, el signo zodiacal de Germánico. 
  6. El soldado de la izquierda parece llevar un casco tracio, y tal vez se trate del rey Rhoemetalces I (Ῥοιμητάλκης), que ayudó a Tiberio en Panonia como compromiso de alianza con Augusto, a quien debía su corona. 
  7. El otro soldado con casco podría ser el dios Marte, por su fina armadura y manto ondulante. 
  8. El hombre con sombrero petaso es identificado como Mercurio, quien sujeta por los  cabellos a la prisionera de guerra para arrastrarla en dirección al trofeo, o bien hacia la figura 9, para que suplique piedad. 
  9. La figura de espaldas podría ser la diosa Diana, con un abundante cabello recogido y ropajes de caza, que sostiene dos lanzas con su izquierda, mientras que con la derecha parece que se apoya en la cabeza del prisionero, pero sin agarrar su pelo. Es significativo que la deidad aparezca de espaldas al observador y a la escena en sí, quizás porque pretende mostrar misericordia a los prisioneros en contraposición con la crueldad de los vencedores. Pero no deja de ser un cuidado mensaje político, en el que se acompasa de forma adecuada la severidad con la ecuanimidad.

Ambos registros están conectados, pero suceden en momentos distintos. La escena inferior es mundana (aunque en ella encontremos deidades y constelaciones) y acontece en el limes germano o danubiano, justo después de una batalla, cuando los prisioneros esperan ser castigados o recibir piedad de los dioses, mientras que la escena superior es una mezcla entre Roma y el Olimpo, en la que se está recibiendo al vencedor de la batalla anterior. A priori sorprende la importante presencia de hasta tres signos zodiacales, pero conociendo el contexto, se comprende la necesidad de tanta protección astrológica, que ayuda a superar la terrible derrota de las legiones de Varo en Teutoburgo. Por tanto, estamos ante una obra maestra de la propaganda imperial, buscando ocultar la afrentosa acción de Arminio y la pérdida de los tres estandartes legionarios (XVII, XVIII y XIX). El mensaje es claro: el Imperio vuelve a ser estable, y la sucesión de Augusto está garantizada, con dos nobles y diestros herederos que harán frente a las futuras vicisitudes.

 

Fuentes:

Horacio: Odas, III.

Bibliografía:

Clayton, P. (1995): Treasures of Ancient Rome, New Jersey, Crescent Books.

Galinsky, K. (1996): Cultura de Augusto. Una introducción interpretativa, Princeton, Princeton University Press.

Pollini, J. (1993): “Ideología, imaginería retórica y la creación de una narrativa dinástica”, Holliday, P. J. (ed.), Narrative and Event in Ancient Art, Cambridge, Cambridge University Press.

Schäfer, J. (1999): “Die Gemma Augustea (Anfang 1. Jh. N. Chr.)”, Inv. A, 158, Unimuenster de.

Southern, P. (2001): Augustus, London, Routledge.



[1] Solo otra joya la supera en tamaño: el Gran Camafeo de Francia.

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