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Opera I: Africanum et Arcuatum

Son muchos los testimonios arquitectónicos romanos que han llegado hasta nosotros, y ello es gracias a la capacidad que tuvieron para innovar con distintas técnicas constructivas, algunas elegantes y suntuosas, otras sencillas y pobres, pero todas con una determinada función acorde con las necesidades del momento. Su diversidad ha obligado a establecer categorías que faciliten su estudio, algunas con una terminología recogida de la antigüedad, otras de cuño moderno. Con este primer artículo sobre las Opera (técnicas) romanas, damos comienzo a la nueva etiqueta o categoría de Arquitectura, que sin duda resultará muy prolífica. Vayamos con la letra A.


Opus Africanum: nos encontramos ante una técnica que, como su nombre indica, estaba muy extendida en suelo africano, aunque algunos ejemplos también pueden ubicarse en Sicilia, sur de Italia y hasta España. Se considera que es una técnica de procedencia fenicio-púnica, adoptada por los romanos tras su contacto con los cartagineses (algunos ejemplos sicilianos datan del s. IV a.C.). Se comprende por tanto que podamos localizar varios ejemplos allá donde se extendió la influecia cultural púnica.

Podríamos resumir esta técnica como un sistema de aparejo, que emplea sillares de gran tamaño  dispuestos de manera vertical para formar pilares, que a su vez se ocupan de contener sillares menores (a veces también ladrillos) dispuestos de manera horizontal, todo ello con un relleno de mampuestos o sillarejos. En los espacios entre los sillares verticales se empleaba habitualmente opus incertum u opus siliceum; pero en cualquier caso, toda la estructura quedaba enlucida por un revestimiento de estuco y pintura.

 

Detalle del muro lateral del Capitolio de Dougga, Túnez (imagen de https://album.es/fotos/uploads/imagenes/thumbs/muro-capitolio-de-dougga__MG_3429_1200px.jpg)

 

Ejemplos: 

  • Capitolio de Dougga (Túnez): uno de los casos más nítidos y visualmente elegantes. Construido en 166-167 d.C. a expensas de L. Marcio Simplex y su hijo L. Marcio Simplex Regiliano, y consagrado a la tríada capitolina de Júpiter, Juno y Minerva, se aprecia perfectamente en sus muros el empleo de opus africanum. 
Vista de fachada frontal y muro lateral del Capitolio de Dougga (imagen de https://mapio.net/images-p/45059510.jpg)

  • Kerkouane (Túnez): más difícil de apreciar en la imagen, pero de especial valor arqueológico; primero por mostrar el enlucido con estuco pintado, pero ante todo por ser un testimonio exclusivamente púnico, pues la ciudad, destruida y abandonada durante el primer conflicto con Roma a mediados del s. III a.C., no volvió a ser reconstruida.
Muro de vivienda en Kerkouane (imagen de https://www.livius.org/site/assets/files/65313/kerkouane_opus_africanum_stucco.jpg)

  • Isla de Mozia (Sicilia): una pequeña isla entre Trapani y Marsala, pero plagada de restos arqueológicos en casi toda su superficie, destacando mucho las estructuras fenicias conservadas, buena parte de ellas empleando el opus africanum.
Estructuras fenicias donde se aprecia perfectamente el "opus africanum" (imagen de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/89/Opus_africanum_Mozia.jpg)

  • Egnacia (Apulia): este yacimiento arqueológico, ubicado en el municipio de Savelletri di Fasano, en plena vía Trajana y en dirección a Brundisium, cuenta con restos de sumo interés, aunque para esta publicación debemos destacar el Metroon, consagrado a la diosa Cibeles.
Parte del muro conservado del Metroon de Egnacia (imagen de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/40/Metroon-opus-africanum-3.JPG)

  • Alcázar de Sevilla (España): disculpándonos por la calidad de la imagen ofrecida, puede apreciarse, no obstante, la estructura de opus africanum descubierta en el subsuelo del alcázar hispalense, y que se corresponde con una periodización republicana.

Paramento oeste descubierto en la campaña de 2009, con más información recogida en p. 30 ss. de los apuntes del Real Alcázar de Sevilla (imagen de https://docplayer.es/90811495-Apuntes-del-real-alcazar-de-sevilla.html)

Opus Arcuatum: denominado arcuatio por Frontino (un tipo de substructio para Vitrubio), puede que estemos ante la técnica más famosa para el gran público. No hay quien la vea e inmediatamente no la identifique como producto de la cultura romana, viniendo a su mente imágenes como el Coliseo o las arquerías del acueducto de Segovia. Hablamos de una estructura vertical de sustentación, formada por una sucesión de arcos dispuestos en un solo orden o varios superpuestos, que pueden incluir una variedad de estilos decorativos que aportan armonía y estética.

 

Ejemplo de las arquerías del famoso teatro de Marcelo, en el Campo Marzio de Roma (imagen propia)

 

Analicemos un poco más las variedades técnicas del opus arcuatum con el ejemplo de los acueductos. Cuando un canal de agua debía atravesar un valle o depresión, se podía aplicar una técnica de sifón, aunque si el promotor de la obra deseaba demostrar su poder y que todo el mundo se admirase por su evergetismo, este sistema de arquerías (que sustentaría el canal superior de agua) era la solución ideal, aunque supusiese un coste mucho mayor. Dentro del campo de las arquerías de acueductos, son conocidas tres soluciones constructivas:

  • Modelo de Segovia: las arquerías se contemplan como un “muro” aligerado por aberturas rematadas por arcos, sustentando cada arco a los demás, y todos al canal superior. La rotura de un solo arco podría ocasionar un daño general al conjunto. Particularmente para Segovia, siempre es destacable recordar que toda su sillería de piedra está montada a hueso, sin ningún tipo de argamasa.
Cara noreste del tramo mayor de arquerías del acueducto de Segovia (imagen propia)

  • Modelo de Mérida: una alineación de pilares se ocupa de sostener el peso del canal superior, mientras que los arcos solo sirven para apuntalar los pilares, a excepción de los arcos superiores, que también sujetan el canal. La rotura de uno o varios arcos debilita al conjunto, pero los pilares se mantienen íntegros y permite la reparación. Para quien todavía no esté al día, los últimos estudios realizados al monumento mediante aplicación de termoluminiscencia ofrecen una datación entre los siglos IV-VI, lo que se complementa con un trabajo alemán que fija su construcción en torno al 560. Si aceptamos este análisis, estaríamos ante unas arquerías levantadas por orden del rey visigodo Atanagildo y con ingenieros bizantinos de por medio.
Cara este del llamado acueducto "de los Milagros" de Mérida, que atraviesa el Albarregas (imagen propia)

  • Modelo Mixto: visible en el “acueducto II” de Almuñécar, podemos apreciar cómo las aberturas de mayor altura se refuerzan con arcos de soporte que descienden en pilastras adosadas a los pilares principales.
Tramo mayor de las arquerías del acueducto de Almuñécar, Granada (imagen de https://www.turgranada.es/it/fichas/acueducto-romano-16880/)

 

No obstante, es evidente que los romanos se caracterizaban por el pragmatismo y la adaptabilidad, y así encontramos ejemplos originales, como el Pont du Gard de Nimes, que mezcla unas arquerías de sillería con un canal de mampostería, o el acueducto de Los Bañales (Uncastillo), donde no se emplearon arquerías, sino una alineación de pilares levantados con sillares toscamente labrados, a intervalos fijos de 4 metros, y conectados con un canal superior de madera.

Si la obra es promocionada por el poder estatal o derivados, sin duda se buscará el uso de sillares regulares de piedra (opus quadratum), pero es más habitual utilizar materiales locales que abaraten los costes, así como emplear opus caementicium recubierto con opus incertum u otros.


Fuentes:

Faventino: De diuersis fabricis architectonicae.

Frontino: De aquaeductu urbis Romae.

Plinio el Joven: Carta al emperador Trajano.

Vitrubio: De architectura libri decem.

Bibliografía:

Adam, J. P. (1994): Roman Building. Materials and Techniques, London, Routledge.

Araújo, J. (2000): Arquitectura romana, Barcelona, Parramon.

Roldán Gómez, L. y Rico, C. (coords.) (1999): El ladrillo y sus derivados en la época romana, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid.

Tabales Rodríguez, M. A. et alii (2012): Apuntes del Real Alcázar de Sevilla, 13, Sevilla, Patronato del Real Alcázar y de la Casa Consistorial.

Viartola, L. M. (2011): “El acueducto romano de Los Bañales. Propuesta de recreación estructural”, Caesaravgvsta, 82, pp. 169-198.

Ward-Perkins, J. B. (1989): Arquitectura romana, Madrid, Aguilar/Asuri.

 

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