Buscar este blog

Dominar el mundo

Damos inicio a una nueva sección, esta vez dedicada a la Geografía y a los Itinerarios por el mundo romano. Por ello, como homenaje hablamos del mapa por excelencia en la mentalidad romana: nada menos que el Orbis Terrarum. Para algunos es un tema muy conocido, pero intentaremos ofrecer algunos detalles que se puedan escapar a simple vista.

Situémonos antes. Buena parte del público de este blog estará familiarizado con el nombre de Agripa, pero otros muchos seguramente no, máxime cuando queda a la sombra de Augusto. Ya dedicaremos una publicación a este importantísimo secundario; de momento contaremos sencillamente que este destacado militar, como parte de su carrera política, ordenó la construcción de varios edificios en el Campo de Marte, entre los cuales destacamos el Pórtico de Vipsania Polla (su hermana), con unos 370 m de largo x 45 m de ancho, un complejo monumental que se extendía entre el Aqua Virgo al sur y la via Claudia al norte (se trata del espacio que, más o menos, hoy ocupa la Galería Sciarra), y por tanto quedaba vinculado al espacio denominado como "Campo de Agripa", junto con el Panteón y las termas que también llevaban su firma. Tristemente, no vivió para ver su inauguración el 7 a.C. (dado que falleció cinco años antes), encargándose de ese honor el mismo Augusto.

 

Plano esquemático básico donde se muestra la ubicación del pórtico de Vipsania en el antiguo Campo de Marte (captura de imagen de https://es.frwiki.wiki/wiki/Portique_Vipsania)

Fue en este pórtico, un espacio público de ocio y distracción para los romanos, donde Agripa ubicó un mapamundi encargado por Augusto, resultado de varias exploraciones organizadas para conocer bien el territorio dominado por la Urbs, así como la periferia que escapaba a su control. Según nos describe el propio Agripa en su obra perdida, Corografía[1], para la realización de este mapa tuvo que partir prácticamente de cero, porque no existían modelos previos de mapas romanos del mundo conocido. En este sentido, casi con toda seguridad se inspiró en obras griegas. 

¿Cómo estaba dispuesto este mapa en los muros del pórtico? Se sugiere que fue grabado en piedra, bronce o pintado sobre el estuco de las paredes, y lo más probable es que este Orbis Terrarum[2] tuviera forma de clámide (rectangular-ovalada) similar al modelo de Eratóstenes; al menos es lo que sugiere Estrabón en su descripción (V, 14). Siguiendo este argumento, autores como García-Toraño consideran que la imagen clásica que conocemos del mapa de Agripa (con forma de disco) no concuerda con la forma de clámide, no solo porque fuese un modelo caduco, sino también porque no permite introducir todos los nombres y leyendas en el mismo.

 

Recreación moderna de la tradicional visión del Orbis Terrarum, mostrándose en color rojo los dominios del imperio romano en tiempos de Trajano (117 d.C.) y en color morado el mayor rival de la época: el Imperio Parto (imagen de https://totalusrankium.files.wordpress.com/2019/02/map-08-rome-at-its-height.jpg?w=700)

Lo que resulta incuestionable, como otros mapas contemporáneos o anteriores a este, es que tenía unas inevitables limitaciones y fallos, fruto del desconocimiento cartográfico:

  • Ya de entrada, el primer fallo lo tenemos en el nombre que se atribuía al mapa, Orbis Terrarum; en latín, orbis significa círculo o rueda, lo que implicaría la consideración del mundo como redondo y plano, algo que sin duda haría levantar una ceja escéptica a personajes como Eratóstenes. 
  • Por otro lado, Plinio explica que el mapa solo reflejaba tres continentes, distribuidos en torno al eje central del Mediterráneo (Mare Nostrum), con África a la derecha, Europa a la izquierda y Asía entre una y otra, pero separada por los ríos Tanais (Don) y Nilo. Esta disposición motivó al investigador Trousset a lanzar la muy interesante hipótesis de que, en realidad, el mapa de Agripa estaría distribuido en tres muros de una sala del pórtico, de tal manera que el mundo quedaba dispuesto para los espectadores igual que para los navegantes que cruzaban las Columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar) y entraban en el Mediterráneo (Plinio, NH, III, 1, 3).
  • Irónicamente, regiones muy extensas como India, China (Seres), o la llanura escita (en dirección a Rusia) se mostraban con reducidas dimensiones y en la periferia.

 

Esquema de distribución del mapa en la hipótesis ya mencionada (imagen de Trousset, 1993, 156)

A pesar de estos comprensibles fallos, en algunos aspectos el mapa de Agripa resultó ser el más preciso de su época. Aunque pueda resultar increíble, las medidas en millas romanas tomadas para la isla de Gran Bretaña son más exactas que en mapas previos o posteriores, quedando patente en las comparaciones realizadas por Dilke.

 

Comparaciones de tamaño de la isla de Gran Bretaña, según las estimaciones de Diodoro Sículo (A), César (B), Estrabón (C), Agripa (D), Pomponio Mela (E) y Paulo Orosio (F). Se ve perfectamente que Agripa es el más cercano a la realidad (imagen de Dilke, 1985, 47)

Esto puede generar un contrasentido. ¿Cómo es posible que el mapa de Agripa muestre tantos fallos de proyección, pero a la vez sea capaz de tanta exactitud en algunas cuestiones? No es una pregunta moderna; el mismo Plinio no podía entender cómo el gran Agripa, experto militar y avezado técnico, había cometido tantos fallos en la representación del mapa; de hecho, sabemos los conocimientos que la ingeniería romana poseía en geodesia, brindando suficiente exactitud en la información de un terreno como para disponer obras que requerían de una precisión milimétrica. Sin embargo, puede que el resultado obtenido en el Orbis Terrarum fuese exactamente el que se buscaba.

No olvidemos que este fue un encargo del mismo Augusto, y es posible que al princeps le moviese más un interés estratégico y pragmático, y no tanto un interés científico, sin duda más propio de la cartografía griega, preocupada por intentar calcular matemáticamente las latitudes, longitudes y medidas astronómicas para resolver problemas de proyección. Tiene mucho más sentido, por tanto, entender el mapa de Agripa desde un punto de vista simbólico, más útil para fines políticos y religiosos:

  1. Desde el punto de vista político, el resultado obtenido debió ser exactamente el que Augusto deseaba: mostrar un mundo nuevo, fácil de entender para la mayoría de la población, en el que Roma era la protagonista, ¿pero de qué forma? 
  2. Ahí es donde entra en juego el punto de vista religioso. Es posible que Agripa, siendo augur, marcase unas líneas simbólicas en el mapa, con un eje norte-sur (cardo) que seguía el curso del río Nilo, y un eje este-oeste que seguía la línea de las doce horas (decumano, contracción de duodecimanus) desde la salida hasta la puesta del sol. De este modo, y siguiendo un eje perpendicular, Roma quedaba fijada en la línea del decumanus, equidistante entre el centro del mundo y el perímetro exterior del orbis.

El mensaje es claro: si el Nilo era el eje del Cosmos y Éfeso su centro, con el principado de Augusto Roma se convierte en el nuevo centro de Occidente, quedando Éfeso como “puerta” del oriente romano y el noroeste de Hispania como el fin del mundo (Finis Terrae), un lugar que también controla Roma tras las guerras cántabro-astures y la fundación de Lucus Augusti (Lugo), precisamente en la misma línea del decumanus solar. Este hecho guarda una conexión directa con la colocación en el Foro del Miliarium Aureum (que ya comentaremos).

 

Trazado del cardo y el decumano para ver la disposición central de Roma com potencia dominante del Occidente (captura modificada de la imagen https://pbs.twimg.com/media/EJML4hrXUAAQG1e.jpg)

El mapa de Agripa se convirtió en un referente dentro del mundo romano, hasta el punto de encontrar un ejemplar en Constantinopla (División de la esfera terrestre, 27), o en una escuela de Augustodunum. No es raro teorizar, por tanto, que muchas copias fueron enviadas a las ciudades más importantes del Imperio; algunos eruditos, estudiosos y políticos del mundo romano sabrían perfectamente que el mundo, en realidad, no era un simple disco plano, dados los vastos conocimientos helenísticos a los que tendrían acceso. El problema es que esa imagen tan extendida y proyectada a una población con escasos conocimientos (salvando a los viajeros o marinos, que sin duda tendrían otra percepción), terminó degenerando, con el paso de los siglos, en la idea generalmente aceptada de que la Tierra era plana. A fin de cuentas, el mapa de Agripa se terminó convirtiendo en modelo para estructurar los famosos mapas medievales de T en O, como el mapamundi de Hereford (ca. 1300).

 

Esquema básico de los mapas de T en O (imagen de Trousset, 1993, 155)

No obstante, gracias a esas copias medievales y a las descripciones de Estrabón, Mela y Plinio, hemos podido realizar una posible reconstrucción de cómo debió ser el original mapa de Agripa, hoy totalmente desaparecido. Para terminar esta publicación, dejamos a continuación las palabras de Vitrubio (VI, 1, 10-11), a propósito de la predestinación divina de Roma a conquistar el mundo gracias a su posición geográfica:

"En efecto, la distribución natural del mundo ha objetivado que todas las naciones se diferencian por su propio carácter particular y personal; el pueblo romano ocupa el espacio intermedio de todo el orbe y de las regiones situadas en el centro del mundo. En Italia, sus pueblos están perfectamente proporcionados bajo este doble punto de vista, es decir, son fuertes física y mentalmente. Como es el planeta Júpiter que recorre su periplo muy mesuradamente, guardando una equidistancia entre el calidísimo Marte y el gélido Saturno; de igual manera, Italia ofrece unas magníficas cualidades y un temperamento mesurado, pues al estar situada entre el norte y el sur, goza de una equilibrada mezcla de ambos temperamentos. Con sus prudentes proyectos supera la fuerza de los pueblos bárbaros y con sus armas vigorosas reprime las hábiles astucias de los pueblos del sur. La mente divina ubicó la capital del pueblo romano en una región excelente y templada para que se adueñara de todo el mundo"[3].

 

Proyección de satélite actual de las regiones mostradas aproximadamente en el Osbis Terrarum de Agripa, siguiendo la misma disposición este-oeste y con las principales referencias (captura modificada propia de la imagen de Google Earth)

Fuentes:

Estrabón: Geografía.

Geographi Latini (ed. R. B. A. Mynors, 1964, Oxford).

Plinio el Viejo: Historia Natural.

Rutilio Namaciano: Retorno / Geógrafos latinos menores (ed. Gredos, 2002, trad. García-Toraño Martínez, A.).

Vitrubio: De architectura libri decem.

Bibliografía:

Coarelli, F. (2008): Guide Archeologiche Laterza. Roma, Roma, Laterza.

Dilke, O. A. W. (1985): Greek and Roman Maps, New York, Cornell University Press.

Everitt, A. (2008): Augusto. El primer emperador, Barcelona, Ariel.

Molina Marín, A. (2010): “Imperio y cartografía en la época imperial romana. ‘Orbis romanum et Orbis terrarum’”, Antigüedad y Cristianismo, XXVII, 241-256.

Nicolet, C. (1988): El inventario del mundo. Geografía y política en los orígenes del Imperio Romano, París, Fayard.

Pallu de Lessert, C. (1909): "La obra geográfica de Agripa y Augusto", Memorias de la Sociedad de Anticuarios de Francia, 215-298.

Santana, A. (2006): "El meridiano cero del 'orbis terrarum' y la expedición de Juba II a las Afortunadas", en Morales Padrón, F. (coord.), XVI Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, 32-48.

(de) Schnabel, P. (1935): "Die Weltkarte des Agrippa als wissenschaftliches Mittelglied zwischen Hipparch und Ptolemaeus", Philologus, 405-440.

Trousset, P. (1993): “La carte d’Agrippa. Nouvelle proposition de lectura”, Dialogues d'histoire ancienne, 19, 137-157.

Villagra, M. (2013): "La proyección témporo-espacial del círculo sagrado. Del 'mundus' al 'orbus terrarum'", en Francisco, H., Sagristani, M. y Sánchez, D. (coords.), XIV Jornadas interescuelas/Departamentos de Historia, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, 2-16.

 


[1] Descripciones de la misma las tenemos en Estrabón y Plinio mayormente.

[2] Este nombre es el más extendido, pero se desconoce cuál fue el nombre que le dio Agripa.

[3] Cum ergo haec ita sint ab natura rerum in mundo conlocata et omnes nationes inmoderatis mixtionibus disparatae, vero inter spatium totius orbis terrarum regionisque medio mundi populus Romanus possidet fines. Namque temperatissimae ad utramque partem et corporum membris animorumque vigoribus pro fortitudine sunt in Italia gentes. Quemadmodum enim Iovis stella inter Martis ferventissimam et Saturni frigidissimam media currens temperatur, eadem ratione Italia inter septentrionalem meridianamque ab utraque parte mixtionibus temperatas et invictas habet laudes. Itaque consiliis refringit barbarorum virtutes, forti manu meridianorum cogitationes. Ita divina mens civitatem populi Romani egregiam temperatamque regionem conlocavit, uti orbis terrarum imperii potiretur.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

PRIMVS INTER PARES

In corpore sano

Artículo en proceso de redacción.    

POPVLARES